En el debate oral se estableció que el sujeto la controlaba, le revisaba el teléfono celular y le impedía contacto con determinadas personas. Cuando la mujer quiso terminar la relación tóxica, él la mató a cuchillazos junto a la niña.
El caso no es aislado, ya que 9 de cada 10 hechos de femicidio son cometidos por personas del círculo íntimo o conocidos de las víctimas. El dato surge del informe que realizó la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá), donde se refleja que el 90% de estos hechos de máxima violencia machista fueron cometidos por hombres del círculo íntimo y conocidos de la víctima.
El caso descripto, que tendrá veredicto esta semana, suma otra característica que aparece en el informe como algo habitual. Es que el 65 % de los ataques fatales tuvieron lugar en las viviendas de las mujeres, mientras que el 25% se perpetraron en la vía pública.
Asimismo, el trabajo sostiene que el 52 % de las mujeres eran madres. Para redondear el esquema del horror, se determinó que el 28% de las mujeres fueron asesinadas con arma blanca, el 27%, con arma de fuego, el 19% por asfixia, el 16% a golpes y el 4% quemadas.
Acerca del hecho mencionado, el titular de la Fiscalía General 16 ante los Tribunales Orales Criminales y Correccionales, Fernando Fiszer, solicitó que se condene a prisión perpetua a Rolando Choque, de 43 años, acusado de matar a puñaladas a su pareja Isabel Tapia y a la hija de 7 años, Jazmín, dentro de la casa que compartían en el barrio de Villa Lugano.
El hecho sucedió en julio del año pasado. Al momento de calificar los hechos, el fiscal tuvo en cuenta la Convención de Belem do Pará, el debate parlamentario de la ley que incluyó la agravante por femicidio dentro del Código Penal y la Ley 26485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. “Había una relación en la cual Choque ejercía actitudes de acecho, como si su pareja fuera su presa”, indicó.
Enumeró las situaciones donde Choque iba a ciertos eventos donde estaba la víctima sólo para observar lo que ella hacía. “Quedaron claras las circunstancias de agresiones previas, las marcas, el ocultamiento de los problemas; ella no tenía por qué soportar que la persigan ni que le revisen el teléfono o que le bloqueen contactos por las conversaciones que tenía”, marcó el fiscal.
Explicó que las lesiones que tiene la mujer en su cuerpo son por haber hecho de “escudo humano” entre el agresor y su hija.
“La muerte de Isabel es por proteger a su hija. Las dos estaban indefensas. Una, por enfrentarse a un hombre que tenía conocimiento sobre cuchillos y la otra porque tenía siete años y acababa de despertarse”, resaltó Fiszer.
“Entendió y sabía lo que estaba haciendo, su problema fue su celopatía”, recalcó el fiscal y agregó: “está arrepentido porque en su accionar murió su objeto de deseo mientras protegía a su hija, está arrepentido porque ya no la tiene”.
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