El domingo pasado, Karina Abregú estaba en su casa de Merlo esperando a su hijo para que la acompañe a la escuela donde debía emitir su voto. Como la distancia era de apenas dos cuadras, pensó que no pasaría nada si concurría sola.
Las dudas surgían porque en enero de 2014 fue atacada con fuego por su ex marido y se salvó de morir porque se tiró en una pileta. Está viva de casualidad, mientras el agresor se encuentra en libertad hasta el juicio oral.
Aún con el terror a cuestas, salió a la calle rumbo al colegio, pero un auto misterioso estuvo a punto de atropellarla. Sin custodia, y tampoco asistencia económica porque su cuerpo tiene el 55% con quemaduras cuando se exige el 66% para recibir una pensión, mañana la sobreviviente de violencia machista encabezará una marcha en los Tribunales de Morón.
"Mi hijo adolescente se había ido a votar, y yo lo estaba esperando. Quería acompañarme, por seguridad, pero la escuela está a dos cuadras de mi casa, entonces fui sola. Yo sé que estoy en riesgo, pero no puede ser que viva con terror. En el camino, apareció un auto y casi me atropella. Lo pude ver y me caí al piso. No pude visualizar la patente. No tengo dudas de dónde viene el ataque. No quiero ser una más, de las tantas víctimas de femicidio. Pero a nadie le importa", dijo la mujer. El drama de Karina se inició el 1º de enero de 2014, cuando su ex marido, Gustavo Javier Albornoz, la atacó con fuego.
El agresor sólo estuvo detenido un mes, y logró un beneficio excarcelatorio. La víctima soportó varios paros cardíacos e innumerables operaciones. "Hace dos semanas me volvieron a operar, y como el domingo me caí con el tema del auto, se me abrieron todos los puntos. Un desastre. No puedo más así. Llamo a los organismos que me tienen que ayudar, y me dicen que siempre tengo que estar con custodia, pero eso no pasa. Tengo una custodia dinámica, que es con un policía que me pregunta por mensajes si estoy bien. Capaz una vez no le contesto porque el femicida me mató", explicó Abregú.