Cuando se convirtió en jefe de asesores de Alberto Fernández, Antonio Aracre no imaginó que su presencia generaría una pequeña tempestad que sacudiría a la coalición gobernante y terminaría con su renuncia. Pero aún después de su salida del Gobierno, su paso por la gestión provocó fuertes sacudones dentro del ya convulsionado Frente de Todos, que incluyeron opiniones cruzadas de ministros, chicanas en las redes sociales y hasta un intendente que calificó al Aracre de “basura”.
Todo comenzó el lunes con un almuerzo que compartieron Alberto Fernández y su jefe de asesores. En esa comida, Aracre le acercó al presidente una serie de propuestas económicas que él le sugería poner en marcha. El contenido de este encuentro se filtró a la prensa y comenzaron las versiones acerca de que Aracre —ex CEO de Syngenta— podría llegar a reemplazar a Sergio Massa en el Ministerio de Economía.
Esas versiones se incrementaron el martes, justo cuando el dólar comenzó a subir de precio —en el mercado informal y en el circuito donde se consiguen los dólares bolsa— superando rápidamente la barrera psicológica de los $ 400.
Fue entonces cuando la interna estalló de nuevo. La relación entre el ministro de Economía y el CEO de Syngenta nunca fue buena. A Massa no le gustó nunca que Aracre organizar encuentros con empresarios y no lo invitara. Ante las versiones de que podría ser reemplazado el Palacio de Hacienda por el jefe de asesores de Alberto Fernández, Massa —que hace rato sospecha que desde la Rosada le hacen operaciones— montó en cólera. Y le exigió a Alberto Fernández la renuncia de Aracre. El presidente sacó entonces a su jefe de asesores del Gobierno.
En rigor, hay versiones que indican que Aracre —enterado del nivel de irritabilidad que generaron los trascendidos del lunes— le ofreció a Alberto Fernández su renuncia indeclinable.
"Aprovecho este medio para agradecerle al Presidente por haberme honrado con este cargo y sabe que puede contar conmigo para lo que necesite", escribió Aracre en su cuenta de Twitter. El presidente le respondió: “Gracias querido amigo por tu valiosa participación en nuestro Gobierno. Se que ambos soñamos con un país más justo y seguiremos trabajando para conseguirlo”.
Así, con elogios mutuos, se despidieron el presidente y su ex jefe de asesores que sólo estuvo cuatro meses en el cargo. En el Gabinete nadie pidió por él, ni salió en su defensa. Al contrario, hubo más de un funcionario dispuesto a criticarlo abierta o solapadamente.
“El actual gobierno, nuestro gobierno, con la pandemia, con la guerra, con la sequía, con algunos funcionarios que no funcionan, hay gente que no ve una actitud y que no se está haciendo todo lo que hay que hacer y también tiene algún tipo de desesperanza”, dijo el ministro del Interior, Wado de Pedro, y reeditó así la frase lanzada hace tiempo la vicepresidenta sobre los “funcionarios que no funcionan”. La interna ya había estallado. Una vez más.
Malena Galmarini, titular de Aysa y esposa de Sergio Massa, sumó lo suyo. Retuiteó un posteo de un economista que decía: “Massa se queda hasta el final, porque el final es cuando se vaya Massa”. La frase pertenece al operador bursátil Alejandro Kowalczuk, a quien la dirigente no sigue en Twitter, pero aprovechó la frase y la hizo viral pocos minutos después de la salida de Aracre del gobierno.
Pero sin duda alguna el más virulento fue el intendente de Pehuajó, Pablo Zurro, quien calificó a Aracre de "basura". Zurro cruzó al ahora ex funcionario del Ejecutivo tras el mensaje en el que anunciaba que dejaba su cargo.
“Qué bueno @tonyaracre esta desactivado su propia operación, esta basura nunca tendría que haber sido jefe de asesores de nada, ratón carbonero con ínfulas de pantera negra. De igual manera para Aracre es pura ganancia, ganaba si se quedaba en el gabinete y seguramente a sus verdaderos jefes le convenía una corrida", tuiteó Zurro.
Aracre le respondió con ironía en la red social del pajarito. “Un canto a la diversidad para bajar la violencia política”, escribió. Y dejó bien en claro el nivel de virulencia que existe dentro del Frente de Todos, donde la interna parece un cuento de nunca acabar.
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