Tratar de explicar lo que ha sucedido en esta elección creo que lleva a hacer una serie de consideraciones. Primero, Sergio Massa tocó la fibra del instinto de supervivencia del peronismo y la llevó a la batalla electoral y eso le permite revertir los resultados del 13 de agosto. Se podría decir que el 13 de agosto fue una noche libertaria y que hoy es una noche peronista. Lo es porque en buena medida la fibra del instinto "poderista" del peronismo fue reactivada por Massa. Y Massa la pudo reactivar porque tuvo la cancha libre. No estaba ni el presidente ni la vice, ni otras voces que le quitaran protagonismo y que le quitaran poder de resolución. Eso le permite una performance que en principio está superando casi en ocho puntos o nueve la de las PASO. Es un gran posicionamiento. Uno puede suponer que la estrategia a partir de ahora será tratar de conquistar el centro político. Evidentemente el mensaje del miedo respecto a lo que podía suponer Milei y el salto al vacío caló en una parte importante de la población. Dicho esto hay que rescatar que también Milei consolida un piso de 30 puntos. Y si lo vota el 30 por ciento dos veces, estaríamos hablando de un piso lo bastante sólido y fuerte como para encarar lo que viene a partir de cierta fidelización.
Creo que esta es una noche difícil para Juntos por el Cambio. Probablemente sea el inicio de un proceso de disolución política o de desarticulación de este espacio que ha visto quedarse afuera del Balotaje, perder municipios importantes y tener ahora que resolver cómo va a actuar en la segunda vuelta. Y esto evidentemente reconfigura el mapa político. Creo que a partir de esta instancia tenemos como una suerte de rompecabezas donde están las piezas pero no está la figura que hay que componer. Creo que dijimos que hay una noche libertaria, una noche peronista, pero la noche del 19 de noviembre no va a ser ni libertaria ni peronista. Cualquiera de los dos que quiera ganar va a tener que armar un esquema y un dispositivo diferente.
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