“Se ha decidido que a partir del mediodía comienza un cese de actividades. El paro total será desde las 0 (del martes) hasta mañana al mediodía”. Tras aproximadamente una hora y media de reunión, la CGT confirmó la medida de fuerza en rechazo a la reforma previsional.
El encargado de tomar la palabra fue Juan Carlos Schmid, uno de los tres secretarios generales de la central sindical, que expresó “una vez más” su “rechazo absoluto a este proyecto de ley promovido por el Ejecutivo”. Aclaró que durante la jornada del lunes se garantizará “hasta última hora” el transporte para que los trabajadores puedan regresar a sus hogares.
Por eso mismo la huelga se sentirá con fuerza el martes: quienes decidan acudir de todos modos a sus lugares de trabajo, deberán hacerlo por su cuenta.
Por otra parte, Schmid instó al Gobierno a convocar “a una consulta popular para ver si la sociedad argentina está de acuerdo en que se lleve a cabo este ajuste”, mientras que Carlos Acuña sugirió que la ley sea vetada si pasa el filtro de la cámara baja, algo más que improbable.
“El bono es una burla, lisa y llanamente una burla. El ajuste es infinitamente mayor que el alcance de ese bono”, se quejó Schmid, y para finalizar aclaró que levantarán la medida de fuerza si no se sanciona la ley.
En las últimas horas había malestar en sectores de la Izquierda y parte de la oposición por los tiempos para anunciar oficialmente la medida, apenas un par de horas antes de que se inicie –a las 14- la sesión en la cámara de diputados para aprobar la reforma previsional.
La central sindical había anunciado un paro para el viernes, pero decidió levantarlo luego de que se frustrara la votación del jueves, en una jornada caótica que incluyó piedras, balas de goma y gases lacrimógenos en las inmediaciones del Congreso de la Nación.
Desde entonces y durante todo el fin de semana hubo negociaciones entre el oficialismo con gobernadores y diputados del peronismo para conseguir el objetivo de aprobar el polémico proyecto de ley que dispone cambios en el sistema jubilatorio a cambio de un bono compensatorio que ya había sido anunciado por la propia Elisa Carrió en el preciso instante en que pidió levantar la sesión del jueves.
Por su parte, la Confederación repudió la violencia de “un grupo de provocadores” que pretende “desvirtuar una manifestación”.
A través de un comunicado firmado por Acuña, Schmid y Daer, desde la institución aclararon que no comparten la violencia como forma de protesta y se deslindaron de los incidentes. “Sólo en paz y unidad los trabajadores podemos manifestar nuestras disidencias”, sostuvieron.
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