El obispo de la diócesis, monseñor Jorge Lugones, animó a seguir rezando por la salud del Santo Padre, a no seguir andando los caminos del individualismo y a dejar de lado la violencia y la injusticia social.
El obispo de la diócesis de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones, presidió una misa por la salud del Papa Francisco en el santuario Santos Latinoamericanos de Ingeniero Budge, acompañado por cientos de feligreses de las comunidades parroquiales de la zona.
Allí, animó a seguir rezando por el Santo Padre, ya que las oraciones "son una bocanada de oxígeno que recibe el Papa, porque no basta el tubo y la mascarilla, hacen falta muestras de cariño, de cercanía en la distancia, de buenos deseos para Francisco".
La misa, que fue convocada por la Pastoral Social lomense, fue concelebrada por el obispo auxiliar, monseñor Fernando Rodríguez; y el vicario general de la diócesis y párroco de la catedral, presbítero Hugo Barrios. Estuvieron presentes dirigentes de la Pastoral Social y movimientos laicales, religiosas, referentes de movimientos sociales y miembros de la Fundación Vida Nueva y Hogares de Cristo, que organizaron la proyección de un video con frases destacadas del Papa.
Además, asistieron funcionarios de los municipios de Lomas de Zamora -la secretaria de Relaciones con la comunidad, Marina Lesci; y la directora de Culto, Sandra Bartalini, entre otros-; y de Almirante Brown: el presidente del Concejo Deliberante, Nicolás Jawtuschenko; y la secretaria de Desarrollo, Seguridad Social y Derechos Humanos, Bárbara Miñán, entre otros.
En su mensaje, monseñor Lugones destacó algunas frases del Papa, como "recibir la vida como viene" y "organizar la esperanza", que implica "sumar, organizarnos; la comunidad se reúne, por ejemplo, en tiempos difíciles como la pandemia, se junta, entonces se dan cosas lindas y hay esperanza".
"Necesitamos retomar el camino desde la gratitud a Dios", pidió, "y a Francisco y no seguir, andando los caminos del individualismo, de 'el sálvese quien pueda', el desprecio de los que no son de los nuestros, la violencia de una sociedad crispada que no respeta la persona, la injusticia social que sigue derramando miseria, una justicia demasiado largamente esperada, que sigue atada los poderes de turno, a la codicia y el acomodo, corporaciones que siguen acumulando, cuando hay tanta necesidad de alimento, de salud, de medicación, de respeto, de misericordia".
"Este no es el camino del Evangelio y el testimonio que Francisco nos ha dado como el mayor líder mundial con autoridad moral reconocida universalmente en estos tiempos", concluyó.