Al inaugurar el santuario de San Cayetano en Isidro Casanova, monseñor Eduardo García, manifestó: "En la situación social en la que nos encontramos, también brota desde las entrañas de nuestro pueblo el grito por el trabajo".
Al inaugurar el el santuario de San Cayetano en Isidro Casanova, el obispo de San Justo monseñor Eduardo García, advirtió sobre las consecuencias de la falta de trabajo, sostuvo que el pueblo exige un empleo digno, y se alertó sobre los estatales que no logran reubicarse.
El espacio busca "llevar la esperanza de paz, pan y trabajo" a cada familia. Cuenta con un comedor, un club con cancha de fútbol, dependencias de servicio social y una casa en la que viven y duermen más de 60 personas que estaban en situación de calle y encontraron un hogar.
Además, allí funciona una cooperativa de servicios y producción de alimentos llamada "El pan nuestro de cada día", en la que trabaja a diario personas del Hogar de Cristo.
Las nuevas instalaciones están ubicadas en Pekín y avenida Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas (Ruta 3), junto a la estación Isidro Casanova del ramal Tapiales-Marinos del Crucero General Belgrano de la Línea Belgrano Sur (LBS).
Al presidir en el lugar la misa central, García, manifestó: "En la situación social en la que nos encontramos, también brota desde las entrañas de nuestro pueblo el grito por el trabajo. Nuestro pueblo no quiere un pan regalado, ni pan de limosna; quiere el pan digno conseguido con el trabajo digno, no hay pan, no hay educación, no hay vida digna".
"Sin trabajo que dignifique la vida, crece la indignidad del narcotráfico en nuestros barrios como estado paralelo, y la violencia de pobres contra pobres. El trabajo es el ordenador de la vida y de la familia. Hoy vemos que el trabajo cae como dominó. Trabajadores formales del Estado fueron despedidos y no encuentran empleo. Muchas personas de nuestros barrios populares vivían de obras de la construcción o de changas que ya no existen”, dijo.
También, indicó que "muchos trabajadores de cooperativas dadas de baja han caído en la indigencia. Grandes empresas dejan trabajadores afuera o frenan por la recesión, o bien eligen irse del país. A los vecinos y las familias de nuestros barrios los invaden la angustia por el poco talentoso panorama para conseguir trabajo".
"Sabiendo que venimos arrastrando este problema desde hace tiempo y viendo que no se mejora, alentamos a los que gobiernan en las distintas jurisdicciones, a los empresarios y los diferentes actores sociales a que, unidos, busquemos consensos para dar pasos positivos a favor de nuestros hermanos desempleados", enfatizó el prelado.
Y aclaró: "El trabajo no sólo proporciona ingresos, sino que también ofrece dignidad, sentido de propósito y una conexión con la comunidad". "Sin trabajo digno, las personas y las familias quedan atrapadas en la desesperanza, con pocas perspectivas de futuro. Una sociedad que no prioriza el empleo digno se enfrenta a la pérdida de esperanza colectiva".
Durante toda la jornada, el templo recibió a los peregrinos que participaron de la Eucaristía, que fue concelebrada por el obispo de Gregorio de Laferrere, monseñor Jorge Torres Carbonell; el párroco de San José y de esa capilla, presbítero Nicolás Angelotti; el presbítero Santiago Maderna; los padres Daniel Echeverría y Edouard Twizeyimana, ambos de misioneros de los Sagrados Corazones; y el presbítero Guillermo Torres, de la diócesis de Gregorio de Laferrere.