Una auxiliar del establecimiento N° 27 denunció que de las canillas del establecimiento salían pequeñas larvas y el Consejo Escolar de Quilmes no escuchó el reclamo. Las clases no fueron suspendidas
La auxiliar Sara Córdoba trabaja en el edificio escolar que se encuentra en la intersección de las calles San Luis y 390 bis. Ella se acercó al Consejo Escolar de Quilmes con botellas cargadas en el establecimiento, a fin de denunciar que salían gusanos de las cañerías. Sin embargo, no sólo no fue atendida por funcionarios sino que, además, se le informó que las clases no se suspenderían.
Córdoba explicó que no había ningún consejero disponible y la secretaria que la atendió minimizó el hecho, al tiempo que le recomendó comprar botellas de agua mineral.
"Cuando llegamos el miércoles a la tarde nos encontramos con que del agua salían gusanos. Agarré dos botellas y las tengo yo. Por eso fui al Consejo Escolar, pero la secretaria de la presidente (Marcela) Gago me dijo que estaba en una reunión en La Plata", expresó Córdoba.
"La inspectora no quiere suspender las clases. Las maestras le pueden decir que no toman agua, pero se te puede escapar alguno que beba, como por ejemplo los propios chicos que puedan tener sed y no tengan dinero para comprar agua ni jugos en el kiosco", agregó.