El triste episodio de violencia animal ocurrió en una vivienda ubicada en la zona de la ribera de Quilmes y fue denunciado por una ONG que promueve políticas de protección en el distrito, donde, según cifras de la propia entidad, mueren tres equinos por día a causa del maltrato que sufren.
Desde la organización "Caballos de Quilmes" relataron que la madre de este joven, totalmente desesperada, se presentó en la comisaría 1ª de ese partido para denunciar a su propio hijo. Ella quería que lo llevaran preso inmediatamente y tenía miedo por su cuñada, que estaba embarazada, y por la vida de su propia familia.
Ante los efectivos policiales, la mujer afirmó que su hijo, al que describió como totalmente “sacado”, había robado el caballo de un vecino cartonero, que lo utilizaba para arrastrar un carro. Luego contó que llevó al animal dentro de su vivienda, lo paró junto a un palo y unas chapas, tomó un ladrillo y comenzó a pegarle con tanta fuerza y desquicio en la cabeza que rompió su cráneo y parte de su cara.
Mientras sus hermanos se despertaron por los gritos y golpes que se sentían, el caballo cayó con la sangre corriendo por toda su cabeza. El muchacho seguía enloquecido, quería seguir pegándole pese a que el pobre equino ya estaba en el suelo derrotado. Sus gritos no cesaban: “Lo hago porque alguien tiene que morir hoy”.
Tras ver que sus hermanos no le permitían seguir con la tortura, se soltó de los brazos que lo detenían y decidió irse a dormir. La familia pensaba que el caballo había muerto en el acto por la cantidad de sangre que corría. Preocupados por no saber qué les esperaba cuando despierte nuevamente el agresor, decidieron ir a la comisaría en búsqueda de ayuda.
Fue así que la policía se contactó con Caballos de Quilmes y uno de los representantes fue hasta la vivienda, donde constató que el animal no había muerto y se estaba ahogando con su propia sangre, de modo que, junto a un veterinario de la entidad, optaron por sacrificarlo ya que era imposible salvarle la vida.
Minutos más tarde, la policía se presentó en el domicilio y procedió a detener al agresor, que seguía durmiendo. Al sacarlo de la cama, comenzó a decir: “Alguien tenía que morir hoy y yo me quería comer el caballo, así que había que descuartizarlo”. El joven adicto, finalmente, quedó detenido en la seccional policial.
El agresor no sólo quedó imputado por robo, sino que además fue acusado por las lesiones que le provocó al animal. En ese sentido, desde la ONG informaron: "Trasladamos el cuerpo que ya se encuentra en el depósito de la policía y hoy se está realizando la necropsia para adjuntar a la causa judicial en la fiscalía y dejar en claro la gravedad de las lesiones que provocó. Actualmente (el sujeto acusado) se encuentra tras las rejas y nosotros nos presentaremos como querellantes en la causa para asegurarnos de que permanezca ahí. Es inadmisible que los casos de maltrato animal siempre queden impunes y no vamos a permitir que con la cantidad de pruebas que hay esta persona goce de su libertad como si no hubiera hecho nada".