La escena es muy común. Cuando un comerciante debe ausentarse por un instante, acostumbra a colocar en su local, un cartel con la clásica leyenda: "enseguida vuelvo".
Esto suele funcionar como un efecto "psicológico" para que el potencial cliente no piense, por un lado, que el comercio está cerrado y por otro, que quizás sea una buena idea, esperar a que vuelva.
Hay que reconocer que la mayoría de las veces las personas optan por la segunda opción, porque a decir verdad esos cinco minutos nunca son "cinco minutos" y en esta vida moderna, el tiempo es un bien que escasea.
En la ciudad de Sevilla, un comerciante decidió seguir la tradición del mensaje de "enseguida vuelvo" pero con una forma más poética y curiosa de retener la atención del comprador.
El cartel, descubierto por un usuario, rápidamente se volvió viral, y sorprendió a todos por la magnífica historia que había detrás del mismo.
Finalmente, ante semejante repercusión, los propietarios de la librería donde figuraba el mensaje aclararon a la prensa: "Era una pequeña broma nuestra. No le pusimos ni mi nombre ni el logo de la tienda porque la idea era que pareciera un cartel real".