En el verano, la playa y las piletas son una tentación casi inevitable. Pero igual de inevitable es el daño que se le produce a la piel si no se la cuida como corresponde. Año tras año los casos de Melanoma (cáncer de piel) aumentan. Por tal motivo, POPULAR habló con la médica especialista en dermatología Leisa Molinari (MN 116.628) para saber cómo prevenir esta enfermedad, concientizar sobre los daños, los cuidados y aprender a cómo broncearse de modo seguro.
En Argentina, en el 2019 (últimas estadísticas disponibles), se detectaron 130.000 casos de melanoma y se calcula que en los últimos cinco años hubo un aumento entre un 20% y un 30% de los casos de cáncer de piel. Alarmante, aunque no lo parezca,
"El cáncer de piel es el más frecuente del ser humano. No hay discusión ni en Argentina, ni en el mundo, que el cáncer de piel está apareciendo más frecuente y en personas más jóvenes”, detalló Leisa Molinari. La buena noticia dentro de ese alarmante número es que eso puede modificarse. Prevenirlo. Con los cuidados determinados, teniendo en cuenta las señales de alerta y sobre todo conociendo su propio cuerpo.
El cuerpo es sabio y cuando sabe que se está enfrentando a una situación peligrosa, que le puede producir un daño mayor, busca protegerse. En el caso de la piel, la pigmentación que adquirimos al tomar sol, es esa protección a la que hacemos referencia. "Cuando nosotros nos bronceamos, empezamos a adquirir un color. Ese color se genera porque, cuando llega la radiación a nuestra piel, la célula se da cuenta que la radiación está modificando el ADN dentro de ella, entonces genera un “paragua de pigmento”. Dice ‘che esto me va a modificar el ADN y después va a ser cáncer’, entonces hace ese paragua a modo de protección", explicó Molinari.
Pero, un dato no menor, es que "para que esa célula ponga ese paraguas, ya tiene que haber un daño, y muchas veces ese paraguas no es suficiente, sigue habiendo un daño en ese ADN. Y además, daño en el colágeno (por eso aparecen manchas y la piel se vuelve más flácida)" concluyó.
Normalmente se escucha hablar de dos tipos de rayos, de radiaciones, los UVB y los UVA, y al comprar un protector solar debemos tener en cuenta a ambos. Pero, ¿Cuál es la diferencia entre ellos? ¿Ambos dañan nuestra piel? "Sí -apuntó la dermatóloga- los dos producen modificaciones en la piel, uno produce cambios más rápido que el otro".
Por un lado, los rayos UVB son aquellos que producen cambios más rápidos, y son los que generan el colorado en nuestra piel, mientras que los rayos UVA, no producen modificaciones en el color al momento, pero a largo plazo generan flacidez, manchas e incluso cáncer de piel. "Los buenos protectores solares cubren contra UVA y UVB y ahí está la diferencia con los maquillajes o las cremas que dicen con filtro, que en realidad tienen filtro solo contra el UVB", remarcó Molinari.
Hubo un tiempo que se decía que las nubes disminuían el paso de dichos rayos, pero según Leisa Molinari "ya no son un filtro y no hay que confiar, porque de hecho, las peores quemaduras se producen en los días nublados porque la gente confía".
Con la tecnología, hoy tenemos acceso al índice de radiación, conocido como índice UV, que a pesar de que puede variar en una o dos horas, es un indicador muy valioso y al que debemos prestar atención. "Si el índice UV es de 11 –que directamente es llegando al infierno- intenten evitar hacer actividad física, porque no solo te puede generar daño en la piel, sino también en el mismo cuerpo, como deshidratación", explicó la experta.
El cáncer de piel es fácil de detectar teniendo en cuenta algunos factores, pero sobre todo, conociendo uno su propio cuerpo. En primer lugar "hay que prestar atención a todas las lesiones que no curan en dos meses. Como por ejemplo un granito que no dejó de sangrar y no se curó durante ese tiempo. En esos casos ir al dermatólogo", detalló. Y continuó: "En segundo lugar, conocerse y conocer todos sus lunares. Mírense al espejo y cuenten cuantos lunares no sabían que tenían".
Y una vez que eso está hecho -explicó Leisa Molinari- hay que prestar atención al "ABC de sospecha" en los lunares:
A simetría: un lunar que en vez de ser redondo es más bien asimétrico.
B ordes: en vez de ser un borde simétrico tiene algunos dígitos.
C oloración: color negro o marrón, pero cuando ya tienen azulado o blanco deja de ser normal. Uno se da cuenta porque se puede comparar con otros lunares.
D iámetro: Si uno tiene un lunar que medía menos de 1 cm y a los tres meses mide 1 cm, bueno ahí hay que controlar.
E volución: ¿Cómo evoluciona un lunar? Porque quizá mide 1 cm, pero si tres meses atrás media 3 mm, algo está pasando. Por eso es tan importante conocerse el cuerpo.
"Es muy sencillo hacer un control y te puede sacar un dolor de cabeza. Sacar fotos a los lunares es una opción e ir controlándonos. Son cinco minutos que marcan la diferencia", remarcó.
¿Cada cuánto hay que ir al dermatólogo para realizarse un control? "Si uno no tiene antecedentes de cáncer de piel, el control de lunares, es recomendable realizarlo una vez al año. Son cinco minutos de control y te vas tranquilo”, concluyó.
A veces en un control de lunares, el médico a cargo decide realizar la extracción de lunar y muchas veces suele generar miedo por la posibilidad de que sea cáncer. Pero la extracción de un lunar, no es -según la especialista- sinónimo de cáncer. "Cuando vienen a la consulta, uno mira con un dermatoscopio –un aparato que te permite ver cómo está el pigmento y hay algunas pautas de alarma que nos hacen decidir sacar un lunar o no, por ejemplo, los lunares que denominamos "displásicos" que son aquellos que se están modificando y pueden convertirse en cáncer", explicó.
De todas maneras, dejó en claro que hay veces que las lesiones sí van directo a la sala de práctica, porque ya son un caso avanzado y lo mejor es quitarlo en el momento y aseguró: "Eso es lo que hay que evitar".
“Lo que hay que saber primero es que no existe el bronceado saludable. Si te bronceas tu piel sufre un poco, entonces tenemos que tratar de ir a una tendencia (que ya es mundial): querer nuestra piel natural”, comenzó explicando la doctora Molinari.
Si uno se quiere broncear, a pesar de saber que eso es malo para la piel -contó Leisa- hay evitar llegar al colorado porque eso es si es realmente malo. Entonces, ¿Cómo evitamos llegar a eso? Teniendo los siguientes puntos en cuenta:
Se suelen tomar estas precauciones solo para el verano, pero la realidad es que el cuidado de la piel tiene que ser diario. Es importante empezar a ser conscientes del cuidado de la piel. Así como vamos al médico por otras partes del cuerpo, la piel es una más y merece la misma atención. "El protector solar tiene que ser un hábito, no solo en verano, porque además con el solo hecho de usar el protector, de proteger la piel, se comienzan a ver cambios positivos en pacientes con rosácea, acné, piel sensible", detalló la doctora Leisa Molinari.
¿Protector solar de que graduación es recomendado?
Comprar protector solares es un mundo. Al entrar a la farmacia o supermercado se encuentra una gran variedad de marcas, graduaciones, con bronceador, para pieles sensibles, y la lista puede seguir y seguir. Pero dentro de todo ello, lo único importante es el factor. "Mínimo 30, a mí me gusta decir 50 para arriba, porque ahí está protegida toda la familia, pero lo mínimo es 30, de ahí para arriba y siempre dependiendo de la persona", apuntó la dermatóloga.
Y añadió: "Los protectores con un factor menor de 30, no son protectores. De hecho en otros países ni siquiera se hacen ya, porque encima le dan una falsa sensación de seguridad al consumidor y la piel sufre igual".
Hasta ahora, las conclusiones son que el sol es muy dañino y que el bronceado es el método de protección del cuerpo ante las radiaciones. Entonces, si queremos broncearnos de manera saludable ¿Qué podemos hacer? Usar auto-bronceante.
“A mí, me encanta. Porque te da el color que a vos te gusta en la piel y un color parejo. Hay mucha gente que dice ‘no lo uso porque me mancho’, pero hay una curva de aprendizaje, como cuando uno aprende a maquillarse. Hay que practicar, porque te da un lindo color en la piel y esta no sufre", explicó Leisa Molinari.
¿Y las camas solares? ¿Qué onda?
A pesar de que es algo normal en la Argentina y hay distintos tipos (incluso algunas con colágeno), en otros países, como en Australia, están completamente prohibidas porque producen cáncer. “El 90% de los cánceres de piel están provocados por el sol y las camas solares. Es difícil prohibirlas, pero se tendría que hacer como con la caja de los cigarrillos y que diga 'está prohibida para menores de 18 años y puede cáncer de piel'. Por lo menos eso, porque la gente no lo sabe”, concluyó la dermatóloga.