Se ha podido comprobar que uno de cada cien argentinos es celíaco y
nueve de cada diez no saben que padecen de esta enfermedad, ya que en la
mayoría de los casos no presentan síntomas precisos, por lo que sólo un
diez por ciento está diagnosticado.
Los celíacos no tienen cura, pero sí con una dieta adecuada pueden llevar una vida normal y sin problemas.
Esta es una enfermedad que produce un daño en el intestino delgado e interfiere con la absorción de nutrientes que provienen de los alimentos.
Las personas con celiaquía no pueden consumir una proteína llamada gluten, que se encuentra presente en las harinas de trigo, avena, cebada y centeno, ya que se consumen el sistema de defensa y respondería provocando un daño en el intestino, especialmente en las vellosidades intestinales que se encargan de absorber los nutrientes que se consumen , por lo tanto, si éstos se dañan se produce desnutrición. Los síntomas
La enfermedad celíaca afecta a las personas de diferentes maneras, produciendo diferentes síntomas. Un factor importante que influye sobre cómo y cuándo aparece es el tiempo en que la persona ha recibido leche materna y la edad de la misma en que ha empezado a incorporar gluten en su alimentación
Los síntomas en el aparato digestivo pueden ocurrir o no. Por ejemplo, una persona puede tener síntomas de diarrea y dolor abdominal con inflamación , mientras que otra puede reaccionar con irritabilidad y depresión. Las reacciones más comunes son la diarrea, vómitos, anemia, lesiones cutáneas, erupciones bucales como aftas y un menor crecimiento en altura de los niños. Muchos médicos no sospechan de una celiaquía hasta que se realiza un dopaje en sangre para ver las defensas.
Se debe estar atento a los síntomas como diarrea y vómitos.
La edad de mayor incidencia de esta enfermedad es en los niños de entre 1 y 5 años y en los adultos entre los 20 y 40 años.
Una vez detectada , simplemente el enfermo debe hacer una dieta libre de gluten, esto es, sin trigo, ni avena, ni cebada ni centeno. Lo que se llama libre de TACC.
En general, los alimentos envasados deben decir en su etiqueta que están libres de gluten , para que el celíaco lo pueda consumir, aunque no siempre existe ese logo. El diagnóstico para saber si la persona sufre de celiaquía es algo dificultoso, porque los síntomas que presenta pueden ser similares a los de otra enfermedades, como colon irritable, enfermedad de Crohon, colitis ulcerosa, infecciones intestinales, divertículos, anemia o depresión.
En la actualidad se sabe que las personas celíacas tienen mayores niveles de los normales de ciertos anticuerpos, los cuales se estudian para realizar un diagnóstico.
Si este estudio y algunos síntomas sugieren la posibilidad de una celiaquía, el médico seguramente indicará una biopsia de intestino.
Esto consiste en una muestra de tejido del intestino delgado y chequear en que estado se encuentra.
Este es el mejor camino para diagnosticar la enfermedad. Tratamiento
El tratamiento de esta enfermedad es exclusivamente dietético y consiste en eliminar todo el todo el gluten de la dieta, nada más. Esta medida debe tomarse de por vida y su cumplimiento riguroso representa un reto, ya que el gluten puede presentarse en forma de aditivos estabilizantes, emulsionantes, espesantes y otros derivados de granos que lo contienen y que se incluyen en alimentos procesados. Los celíacos no deben medicarse, pero sí controlar todo lo que ingieren, ya que el gluten se encuentra en la mayor parte de los productos que se comercializan.
Hay que tener cuidado con los alimentos de consumo habitual, tales como los que contienen rebozados, fiambres, productos de panadería, pastas, salsas y condimentos donde se utilizan harinas o derivados para su elaboración.
En la mayoría de los casos , tras una dieta libre de gluten, en dos semanas se experimenta una mejoría de los síntomas y en un período de varias semanas se recupera el estado nutritivo.
Los efectos de la enfermedad son muchos, pero el tratamiento muy simple.
Las pruebas necesarias
Las pruebas serológicas detectan o cuantifican anticuerpos en sangre específicos para la celiaquía y se realizan en pacientes en los que se sospecha la enfermedad. Ayudan a decidir a qué pacientes hay que realizar biopsia.
80
por ciento de las proteínas del trigo contienen gluten, lo que hace a esta semilla peligrosa para ingerir por los celíacos. En algunos países desarrollados se ha elaborado un símbolo universal de producto sin gluten.
El gluten es una proteína amorfa que se encuentra en la semilla de muchos cereales, como trigo, cebada, centeno y avena, combinada con almidón, y es el enemigo Nº 1 del celíaco.
Una enfermedad que no tiene edad
En condiciones normales todo alimento ingerido debe pasar por un proceso de digestión que lo degrade en partículas pequeñas para que éstas puedan ser luego absorbidas. Esta absorción de alimentos tiene lugar en el intestino delgado y para que esto sea posible es necesaria la existencia de vellosidades que, a su vez, se pueden comparar con raíces microscópicas que cuelgan en el interior del intestino.
Su papel en la absorción es similar a la que realizan las raíces de los árboles siendo la longitud de éstas esencial para que dicha absorción se produzca en mayor o menor grado. Y esto precisamente es lo que sucede con los celíacos, que sufren de un acortamiento de estas raíces, lo que provoca una intolerancia al gluten.
Es un trastorno que aparece en personas genéticamente predispuestas, de todas las edades y sexo a partir de la infancia.
A pesar de que es un trastorno que aparece en personas genéticamente predispuestas, los síntomas incluyen diarrea crónica, retraso de crecimiento, fatiga, erupciones en la piel, pérdida de peso, cambios de carácter, vómitos y vientre hinchado, aunque estos síntomas pueden estar ausentes y aparecer de vez en cuando.
Algo de historia
Conocida en los últimos tiempos como la “enfermedad irlandesa”, la celiaquía ha pasado por distintas fases a lo largo de la historia.
Las primeras descripciones sobre celíacos fueron realizadas en la segunda mitad del siglo I d C, por Areteo de Capadocia, médico helenístico-romano. En ella Areteo hacía referencia a sujetos desnutridos, con deposiciones abundantes, que empeoraban cuando ingerían trigo, un cereal cultivado hace unos 15 mil años.
En 1950, el pediatra holandés Willem Karel Dicke, en sus tesis doctoral, fue quien demostró que si excluía el trigo, la avena y el centeno, la enfermedad celíaca mejoraba drásticamente. Si se sustituían por arroz y maíz, el apetito volvía, la absorción de grasas mejoraba y la diarrea desaparecía.