Ya sea para fumar menos, o para intentar reducir los riesgos que el tabaco genera en la salud, o bien por el aumento en los precios de los atados, cada vez más personas se vuelcan a consumir cigarrillos armados.
Sin embargo, no todo es lo que parece. Detrás de este hábito se esconden otras consecuencias, tanto o más nocivas para el cuerpo, que muchos desconocen y que afectan, en distintos aspectos, a los fumadores.
"Hay una creencia popular en pensar que el tabaco de los cigarrillos para armar es menos dañino para la salud que los cigarrillos convencionales", sostuvo el Dr. Darío Fernando Marsicano, especialista en Cardiología, presidente de Cienta (Centro de Investigación de Enfermedades Crónicas No Transmisibles).
Pero existe una trampa en la que muchos caen sin saberlo. "El fumador tienden a compensar la menor cantidad de nicotina, variando la frecuencia, duración e intensidad de las pitadas, para así obtener la cantidad 'deseada' de nicotina", explicó.
De esta manera, el consumidor, en algunos casos, termina incorporando más nicotina de las que inhala en un cigarrillo convencional, sin darse cuenta.
Por otro lado, se suele argumentar que este tipo de tabaco es menos dañino ya que contiene "menos aditivos", algo difícil de comprobar, argumentan los médicos, dado que la mayoría de las marcas no son claras al detallar su composición en el etiquetado.
"Asimismo, si se comparan los efectos sobre la salud, no parecen mostrar ventajas", afirma la Dra. Adriana Angel, miembro de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA).
Pero el cigarrillo armado no es el único que forma parte de la falsa creencia. Las pipas, los narguiles (o pipas de agua) y los habanos son otras de las opciones que causan tanto o más daño en el cuerpo que el propio cigarrillo.
PIPAS
"La evidencia muestra que el riesgo de padecer enfermedad cardiovascular aumenta en un 30 por ciento y el de EPOC se multiplica por tres. Están también aumentados los riesgos de padecer cáncer de labio y boca, cuello, laringe y pulmón, así como los de los otros cánceres relacionados con el consumo de cigarrillos", explicó Angel.
NARGUILE O PIPA DE AGUA
Pueden generar alta dependencia. Como el humo que se aspira suele ser aromatizado y es más suave que el de un cigarrillo, existe la falsa impresión de que es inocuo. Pero ojo. "Durante una sesión de consumo se inhala entre 100 a 200 veces el volumen de humo que se inhala al fumar un cigarrillo", precisa Marsicano.
Por si fuera poco, diversos estudios científicos muestran que los fumadores de narguile aspiran la misma nicotina y sustancias tóxicas que los fumadores comunes pero que además inhalan hasta seis veces más monóxido de carbono que un fumador común.
HABANOS
Tienen mucho más tabaco que los cigarrillos. Incluso, hay algunos que tienen más nicotina que todo un atado. El humo del habano tiene una mayor concentración de nitrosaminas-sustancias que producen cáncer-, de alquitrán y de sustancias tóxicas.
Se asocian con cáncer de la cavidad oral, faringe, esófago, pulmón y páncreas. También se lo vincula con mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y enfermedades respiratorias, particularmente en aquellos que tragan el humo.
"Todas las formas de tabaco son dañinas y adictivas. No existe producto de tabaco que no sea perjudicial. Todo producto de tabaco contiene nicotina y sustancias que causan cáncer", concluyó el Dr. Marsicano.