Lo recuerda como si fuera hoy. Era mayo de 2013. Tenía 30 años. Jonás Gutiérrez jugaba en Newcastle contra Arsenal y en plena disputa por la pelota, un rival lo golpeó en los testículos. Quedó adolorido durante todo el partido y conforme pasaban los días, la molestia en la zona se hacía cada vez más fuerte y la inflamación no bajaba.
Decidió consultar con el médico y tras estudios posteriores le dieron el diagnóstico. Tenía cáncer. "Cuando escuché esa palabra, me quedé. Es que lo primero que uno lo asocia es con la muerte. Pero lo que quería una vez que me dijeron lo que me pasaba era someterme a la cirugía o al tratamiento para sanarlo", cuenta el deportista a DIARIO PORPULAR desde España.
No pensó en el fútbol, en el qué podía pasar, en el después. Sólo quería recuperarse lo antes posible y volver a su vida habitual. Algo tan simple, pero que en ese momento parecía tan remoto. "¿Si iba a volver a jugar o no? No sé. No lo pensaba. Yo lo único que quería era superar la enfermedad", recuerda.
No hubo tiempo para pensamientos negativos. Como en un partido de fútbol, lo importante era estar concentrado, dejar todo en la cancha y pensar en ganar, de la manera que sea.
Después de la operación se hizo un control, pero los análisis no dieron los valores que él esperaba y tuvo que hacer quimioterapia. Los cambios en su cuerpo comenzaban a visualizarse. La tez pálida y la caída de su cabello daban lugar a especulaciones y para evitar los rumores decidió salir a hablar y contar su historia.
"Lo más duro fue la quimio. Pero era lo que tenía que pasar para recuperarme y por eso no lo dudé. Y en todo eso fue muy importante el apoyo de mi familia, de mi pareja", resalta Jonás. Y después de tanto padecimiento, la terapia había dado sus frutos: le había ganado por goleada al cáncer.
Casi un año después, volvió al club y se decepcionó. Se sintió discriminado por su enfermedad. "Esperaba otro trato y otro manejo con mi problema. Sinceramente después de todo lo que había pasado en el club, el trato que recibí distó mucho de lo que uno esperaba", relata.
Después de lo vivido, Jonas se toma la vida de otra manera. Forma parte del plantel profesional del Deportivo La Coruña, en España, disfruta de las pequeñas vivencias y no se preocupa por obstáculos mínimos. "Recuerdo que, antes si al equipo no le salían las cosas, yo me hacía mucha malasangre. Pero después aprendés que si uno es honesto y da todo, no tiene por qué volverse loco con algunas situaciones que uno no puede manejar", destaca. Un verdadero ganador dentro y fuera de la cancha.