La Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y el Grupo Cooperativo Argentino de Hemostasia y Trombosis (CAHT) desarrollaron en conjunto la primera toma de posición con recomendaciones sobre medidas de prevención para evitar trombos en los viajes prolongados. Los riesgos y las medidas a tomar son algunos de los temas que se abordan.

El mayor riesgo de sufrir una trombosis está dado por la “inmovilidad” que se produce durante un viaje extenso, más allá de que sea en avión, ómnibus o cualquier otro medio de transporte e “influye” también en gran medida las condiciones de la persona, que pueden predisponerla a la formación de un trombo, según destacaron en un documento la SAC y la CAHT.

Ambas organizaciones aconsejaron ejercicios de movilización activa y, para aquellas personas con riesgo incrementado de trombosis, medias de compresión. El trabajo se terminó de confeccionar en pleno marco del “Día Mundial de la Trombosis”, que se conmemoró el 13 de octubre, y fue presentado en el 43º Congreso Argentino de Cardiología, que se desarrollará en Buenos Aires hasta ayer.

Miguel González, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología, destacó el trabajo interdisciplinario que se llevó adelante para la confección del documento denominado Toma de posición inter-societaria sobre recomendaciones para la prevención de eventos trombóticos venosos en viajes”, ya que es “un tema sobre el cual es escasa la información científica disponible”.

Por su parte, Andrea Rossi, presidente del Grupo CAHT manifestó que “si bien se ha difundido la creencia de que quienes viajan en avión tienen mayor riesgo de padecer una trombosis, en realidad cualquier viaje prolongado en espacios reducidos con alto nivel de inmovilidad encuadra el mismo nivel de peligro”, que se estima duplica al riesgo de trombosis respecto de si no se hiciera ningún viaje.

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Dado que diariamente millones de personas en el mundo realizan viajes largos en avión o en algún otro medio de transporte, y como no existía una recomendación unificada respecto de la prevención de la trombosis en este tipo de situaciones que implican inmovilidad, sino que por el contrario proliferaron ciertos mitos no siempre avalados por la evidencia científica, la Sociedad Argentina de Cardiología y el Grupo Cooperativo Argentino de Hemostasia y Trombosis decidieron trabajar conjuntamente para generar un documento que sirva de guía para la comunidad médica.

“Solemos escuchar en nuestra práctica diaria muchos casos de personas que se auto prescriben medicaciones profilácticas antes de viajar. Más allá de que la automedicación es riesgosa, aquí estamos hablando de drogas que pueden producir efectos adversos severos”, señaló Patricia Casais, médica hematóloga, Coordinadora del Grupo de trabajo del “Día Mundial de la Trombosis” del Grupo CAHT y una de las autoras del estudio. En ese sentido, Casais afirmó que “en gran medida, el objeto de este trabajo fue ordenar la escasa evidencia científica disponible y recomendar la evaluación médica antes de tomar ese tipo de decisiones, ya que sólo en casos concretos son necesarios los fármacos para prevenir la trombosis relacionada a viajes”.

Para que ocurra una trombosis, deben darse una serie de circunstancias o factores de riesgo que provoquen la formación del coágulo, describe el documento. No todos los factores tienen el mismo poder para generar un evento trombótico; por eso se habla de factores de riesgo fuerte, moderado y débiles. “La trombosis no se debe a la presencia de un único factor, generalmente debe coincidir más de uno para que suceda”, señaló la especialista.

Varios estudios han evaluado el efecto de los viajes, principalmente en avión, sobre el sistema de coagulación. Algunos de ellos se realizaron simulando las condiciones de un vuelo (inmovilidad, falta de oxígeno -hipoxia-, deshidratación, stress y polución ambiental) y otros se llevaron a cabo en viajes reales.

En ambos casos se midieron diferentes marcadores que estarían indicando riesgo de trombos, pero los resultados obtenidos son controvertidos. “La evidencia actual no permite sostener la hipótesis de que las condiciones propias del viaje sean suficientes para causar un estado protrombótico en todos los pasajeros. El mecanismo fisiopatológico de la trombosis asociada a viajes prolongados debería ser explicado como consecuencia de una interrelación de factores, que incluyen la inmovilidad en posiciones que dificultan el retorno venoso, la deshidratación e hipoxia moderadas y los factores de riesgo protrombóticos característicos de cada individuo”, comentó Ignacio Bluro, médico cardiólogo.

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