Las enfermedades vinculadas a la ansiedad son cada vez más frecuentes. Una de estas es el llamado "Trastorno Obsesivo Compulsivo" (TOC). Se trata de una perturbación mental frecuente que puede ocurrir tanto en niños y adolescentes como en adultos. Afecta la vida de las personas que las padece impidiendo que puedan desarrollar sus actividades cotidianas.
¿Qué son las obsesiones? Son ideas, impulsos o imágenes no deseadas e involuntarias que aparecen una y otra vez en la mente y causan ansiedad, miedo, angustia o malestar significativos. Parecen venir de la nada y se ven como inapropiadas, por lo que la persona intenta, sin éxito, ignorarlas o suprimirlas. Las compulsiones, por su parte, son conductas repetitivas o pensamientos que se llevan a cabo voluntariamente, con la intención de prevenir el peligro que anuncian las obsesiones o calmar la angustia o malestar que estas provocan. Una vez que la persona tuvo una obsesión, el malestar aumenta y con él la sensación de tener que hacer algo (realizar alguna compulsión) para impedir que su temor se haga realidad. Las compulsiones más comunes son las de lavado y chequeo, repetir algunas frases, acumular cosas inservibles, o acomodar objetos de una manera determinada. El alivio luego de realizar la compulsión es temporario e incompleto, y quien sufre de TOC empieza a dejar muchas cosas de lado por el tiempo que le consumen estos rituales. En ocasiones la compulsión no guarda una relación lógica con la obsesión, pero su realización alivia la ansiedad que genera esta última. Por ejemplo, el temor a lastimar a alguien por el solo hecho de haberlo pensado, puede ser seguido de la necesidad de realizar conductas repetitivas como saltar o tocar objetos. Las personas con TOC también pueden tener pensamientos de tipo mágico ("si toco tres veces un objeto hago que no sucedan las cosas malas que temo"). Una situación de estrés suele agravar estas conductas.
Lo más frecuente es que el TOC se presente asociado a desórdenes de ansiedad, del estado de ánimo (depresión y enfermedad bipolar) y del control de impulsos, como también a otros trastornos del espectro obsesivo compulsivo que incluyen, por ejemplo, la hipocondría.
Resulta necesario subrayar que no siempre estos rituales deslindados configuran un trastorno que merezca un tratamiento clínico. Para diagnosticar un TOC, las obsesiones y compulsiones deben causar severo malestar, ocupar más de una hora por día, interferir la rutina usual del individuo o su funcionamiento personal o social.
Aun cuando estas condiciones son severas, mediante tratamientos terapéuticos adecuados los síntomas pueden disminuir.