El cara o ceca es un juego que siempre atrajo a grandes y chicos. Tiene su origen en Grecia, donde se lo conocía como "ostracinda". En Roma se popularizó con el nombre de "caput aut navis", porque las monedas en ese entonces llevaban de cada lado grabada la imagen de un busto y de una nave.
También se conoció como "pan o vino", porque en lugar de emplearse una moneda, se usaba una piedra plana, y una de sus caras se mojaba, por eso recibía el nombre de vino, mientras que a la otra, a la ceca, se le llamaba pan.
El juego es simple, dos participantes juegan con una moneda al cara o ceca, cada uno elige el lado que desea y lo anuncia. Se lanza la moneda a lo alto y gana aquel que acertó en pedir el lado del que cayó la moneda.
Para lanzar la moneda, ésta se coloca sobre la mano estirada, en la punta de los dedos, de manera que al desprenderse, de una vuelta de campana. La moneda siempre se lanza hacia arriba en dirección vertical. Generalmente, también este juego se pone en práctica para disputarse una gestión, un vuelto, o una decisión. En tanto que el juego de la taba se realiza, como su nombre lo indica, con tabas, que son los huesos astrágalo de la pata del cordero o carnero, ya que las tabas del ganado vacuno son demasiado grandes.
La taba tiene cuatro caras en las cuales se graban los nombres de hoyo, tripa, carne y culo. El hueso se lanza al aire y gana el que acierta la cara elegida.
Si cae de costado no hay juego. El jugador tiene la habilidad de arrojarla a regular distancia, en forma tal que se clave y no ruede.
Una partida organizada de este juego se denomina tabeada y el juez que arbitra la reunión es conocido por canchero. Las tabeadas están regidas por un reglamento.
Según cuenta la historia, en Grecia y Roma, las tabas eran instrumentos sagrados usados por los sacerdotes. Los adivinos practicaban la astragalomancia usando los huesos del astrágalo sobre los cuales trazaban algunas letras del alfabeto para realizar sus predicciones. En América, el juego pasó de la Argentina a Chile y parece que los primeros en jugarlo fueron los Mapuches, con el nombre de tafan y luego se hizo popular entre los años 1810 y 1814 entre los hombres que comenzaban a formar la Patria.
El juego de la taba en la Argentina, es considerado criollo por disposición de los gauchos y de los poetas gauchescos. Es considerado por algunos un juego de azar y por otros de habilidad. Sumó expresiones en el lenguaje popular de la Argentina tales como "calentarse a uno las tabas", por tomar bríos para una contienda o pelea; "darse vuelta la taba", por cambiar la suerte o situación de una persona; "menear la taba", que significa dar conversación; "tirar uno la taba", que es arriesgarse en una cosa difícil o peligrosa