Primer gran juego de naipes inglés de sociedad, fue también el que inspiró un tratado en 1742, donde se describía normas y detalles sobre el modo y las estrategias que servirían para otras competencias. “Cuestión de actitud”, describen a propósito de los cambios que generó.

Fue tal el éxito del tratado que su autor, Edrilond Hoyle, consiguió fama y prestigio universales y su nombre quedo por siempre asociado con los reglamentos de los juegos. El auge del whist representó el surgimiento de una nueva actitud social ante los juegos de cartas que se vio reflejada en la aparición de los clubes de whist, precedentes de los actuales clubes de bridge. El juego del whist, debido principalmente a que se remonta a unos tres siglos atrás, ha generado numerosas variantes, la más importante de las cuales es el bridge.

También numerosos juegos provienen de él, por ejemplo la dame de pic, los corazones, el king, la podrida, entre otras. En general, de él proceden los juegos de bazas con palo de triunfo que se disputan entre cuatro jugadores.

El whist se juega con barajas inglesas de 52 cartas. El objetivo consiste en ganar más bazas que la pareja contraria. Las partidas de whist se disputan entre cuatro jugadores que forman dos parejas. Los compañeros que componen una pareja se sientan enfrentados en la mesa de juego y entre ellos se intercalan los otros dos jugadores de la pareja adversaria. En el juego del whist las cartas no tienen ningún valor en tantos. Su valor es relativo y está determinado por el lugar que ocupan dentro del orden corriente de cada palo, que de mayor a menor es: as, rey, dama, jota, diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres y dos.

Ese valor relativo de las cartas determinado por su orden en el palo sirve para conocer la carta ganadora de la baza. Una baza está formada por un grupo de cartas igual al número de jugadores de la partida. Cada una de esas cartas ha sido depositada o jugada sobre la mesa por uno de los jugadores siguiendo el turno de juego.

Básicamente el juego se inicia con el sorteo de las parejas, si no han sido determinadas previamente, y del primer dador. Normalmente se emplean dos barajas, de dorso distinto. Mientras un jugador reparte una de ellas, su compañero baraja la otra, que deja a su derecha, es decir, a la izquierda del siguiente dador.

El dador reparte en sentido horario, de izquierda a derecha, todas las cartas de una en una. De este modo cada jugador recibe trece. Al llegar a la última carta, el dador le da la vuelta y la deja unos instantes sobre la mesa para marcar el triunfo. Cuando ya todos los jugadores conocen el triunfo, la recoge y la coloca en su mano con el resto de sus cartas.

El jugador mano, sentado a la izquierda del dador, juega la primera carta. En su turno, cada jugador echa una de sus cartas sobre la mesa, debiendo asistir siempre que pueda hacerlo.

El ganador de la baza la recoge, la coloca con el resto de bazas de la pareja y sale para jugar la siguiente baza. Después de jugadas las trece bazas, se procede al recuento de bazas y puntos de las parejas y a su anotación.

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