Su nombre español está relacionado con los agujeros en una prenda de punto, como los calcetines, imagen que describe al que tiene peor suerte, vale decir, aquel jugador que no hace ninguna baza ‘queda tomate’. El que no sabe asistir, matar o fallar, es quien peor la pasará.

El tomate es uno de los juegos de bazas más antiguos y de los que aún conserva su forma tradicional. Aunque su influencia aparece en otros juegos más evolucionados como el tute, la brisca o el truco. Originalmente se jugaba sólo con baraja española, pero en la actualidad es más frecuente utilizar la baraja inglesa. También existe en el mundo anglosajón, donde se conoce como 'Loo', y en francés como 'Mouche".

Su nombre español está relacionado con la denominación coloquial que reciben los agujeros en una prenda de punto, como los calcetines, ya que el jugador que no hace ninguna baza 'queda tomate'.

El objetivo del juego consiste en ganar alguna de las bazas en juego a fin de cobrar parte del plato y evitar, a la vez, quedar 'tomate' y tener que pagar el importe del plato.

El número ideal para una partida de tomate es de entre 5 a 8. En general, cualquier baraja sirve para jugar al tomate, aunque la inglesa es mejor porque permite un mayor número de combinaciones. Para eso acortan la baraja, eliminando desde el dos hasta el cinco, el seis o incluso el siete, según el número de jugadores, como suelen hacer también los que juegan al póker.

Otros prefieren jugar con la baraja española, ya que les resulta más habitual, y reconocen mejor los valores de las cartas, por lo que incluso sitúan el tres como segunda carta de valor, como en los juegos del tute o la brisca.

Las cartas no tienen valor en puntos en el juego del tomate. Su valor es relativo, y se establece en función del orden de las cartas en el palo y sirve para conocer las cartas ganadoras de la baza en juego. En cada palo, el orden es el corriente, con el as como la carta más alta y el dos como la menor, es decir, de mayor a menor: as, rey, dama, jota, diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres y dos. En algunas variantes los jugadores acuerdan alterar este orden y establecer otro.

El tomate es un juego de bazas con palo de triunfo en el que es obligatorio asistir, matar, fallar y pisar, siempre que se disponga de las cartas necesarias para eso. Cada jugador, en su turno, echa una de sus cartas, que deberá ser del palo de salida (asistir) y superior a las jugadas anteriormente en la misma baza (matar); si no tiene del Palo de salida, es obligatorio jugar una del Palo de triunfo (fallar), que en caso de no ser el primero de la baza habrá de ser superior a los anteriores (pisar). De no poder asistir ni fallar se echará una carta cualquiera (descarte).

Hay que tener en cuenta que siempre es obligatorio asistir y si no se puede matar, se jugará una carta menor del palo de salida; en cambio, si se tiene que fallar pero no se puede pisar, no es obligatorio depositar un triunfo inferior o subfallar. En este caso se puede realizar un descarte. Gana la baza el que echó la carta mayor del palo de salida, si no hay triunfo; si lo hay, gana la mayor de este palo. El jugador que gana una baza sale en la siguiente.

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