Entre las muchas cartas que me envían los queridos lectores encontré que en algunas se repite una misma pregunta: ¿Existen gnomos o duendes malos? Desde ya le contesto: no, no existen, en especial los gnomos que están predestinados a hacer el bien. En el caso de los duendes hay algunos a los que no se les puede llamar malos, sino traviesos. Comencemos por uno de los más famosos: los gremlins. Un gremlin es una criatura del folklore inglés, comúnmente caracterizada como traviesa e interesada en los aviones. Aunque su origen se encuentra entre mitos de aviadores, que afirmaban que los gremlins eran los responsables por los sabotajes aéreos, John W. Hazen afirmó que 'algunas personas' derivan el nombre del inglés antiguo 'gremian', que significa 'irritar'. A partir de la 2º guerra mundial, distintas criaturas fantásticas han recibido el nombre de gremlins, y mantienen similitud con el original.
La palabra 'gremlin' se originó a partir de la jerga de los aviadores de la Fuerza Aérea Real (RAF) en Malta, Medio Oriente e India, y el registro más antiguo fue un poema publicado en el diario 'Aeroplane' (Aeroplano), en Malta el 10 de Abril de 1929. La idea de que los gremlins fueran los responsables por el sabotaje aéreo se popularizó durante la 2º Guerra Mundial entre los aviadores de la Fuerza Aérea británica, sobre todo entre los hombres de las Unidades Fotográficas de Reconocimiento (PRU) de RAF Benson, RAF Wick y RAF St. Eval. Las criaturas eran responsabilizadas por accidentes inexplicables que a veces ocurrían durante sus vuelos. En un momento se creía que los gremlins tenían simpatía por el enemigo, pero las investigaciones revelaron que los aviones de los enemigos también tenían problemas mecánicos inexplicables. Los gremlins eran bromistas en todo momento, y no tomaban ningún lado en los conflictos, actuaban sólo por interés propio. En realidad, los gremlins eran una especie de 'bola flameante'. Esto llevó al folklorista John Hazen a afirmar que el gremlin 'ha pasado a ser considerado como un fenómeno nuevo, un producto de la era de las máquinas-la era del aire'.
Una referencia antigua sobre los gremlins apareció el 18 de abril de 1942 en un artículo del 'Royal Air Force Journal' de Hubert Griffith. Este artículo afirmaba que las historias existían hacía años, y que había recolecciones de ellas contadas por os pilotos de la Batalla de Inglaterra Spitfire a principios de 1940. Fuentes posteriores dicen que las historias se pueden rastrear hasta la 1º Guerra Mundial, pero no hay evidencia impresa sobre esto.
El autor Roald Dahl es el responsable de popularizar a los gremlins en todo el mundo. Conocía las historias desde que había entrado al servicio militar en el escuadrón 80º de la RAF en Medio Oriente. Dahl tuvo su propia experiencia en un accidente en el desierto del Líbano. En Enero de 1942, fue transferido a Washington D.C. como agregado del Asistente Aéreo. Allí se dedicó a la escritura de su novela, 'The Gremlins' (Los Gremlins), en la que describía a los gremlins masculinos como 'trastos' y a las femeninas como 'fifinellas'. Mientras Roald Dahl se hacía famoso por dar a conocer los gremlins en todas partes del mundo, muchos soldados de las Fuerzas Armadas juraban haber visto criaturas estropeando sus equipos. Uno de ellos declaró haber visto un motor saboteado que causó que su B-25 Mitchell bomber perdiera altitud rápidamente, forzando al avión a regresar a la base. El folklorista Hazen también alegó haber visto a estas criaturas, y sus testimonios aparecían en una publicación académica valorada por sus compañeros, en la que describió una ocasión donde encontró 'un cable partido con marcas de dientes a pesar de que el freno estaba en la parte más inaccesible del avión'. Hazen dijo que escuchó el pedido de una 'voz áspera' que le dijo: '¿Cuántas veces hay que decirte que no hagas trabajos para los que no estás capacitado? Después de esto, Hazen escuchó un 'tañido musical' y otro cable se rompió. Los críticos que se oponen a estas historias, afirman que los nervios del combate y las alturas causan alucinaciones como estas, que funcionan como mecanismo de defensa de la mente para explicar los problemas de los soldados cuando combatían.