Suerte
Muchas veces -por no decir todas- cuando uno debe hacer un regalo trata
de conciliar el gusto de la persona con el gusto personal y sobre todo
con el del bolsillo
Se sabe que hay cosas que producen efectos beneficiosos a su alrededor y otras efectos nocivos, por lo tanto es conveniente reconocer los presentes que se pueden hacer porque conllevan buena suerte para quienes los reciben.
Las flores y las plantas conllevan mensajes de buen augurio siempre que se respeten ciertas pautas. No regale flores artificiales, porque es como revelar lo artificioso de sus sentimientos y que se trata solamente de un modo de cumplir exteriormente con un rito, pero desprovisto de sentimientos.
Tampoco hay que regalar ikebanas que tengan troncos viejos porque son de mal presagio y siempre acarrean rupturas y distanciamientos entre quien hace el regalo y quien lo recibe. En cambio, los vasos de cristal solos o con flores son sinónimo de pureza en los sentimientos y llevarán paz y tranquilidad a quienes los reciban.
Una cesta de frutos es un lindo regalo porque implica dar la bienvenida para los que se acaban de mudarse o de casarse para desearles siempre frutos beneficiosos en su nueva etapa.Siempre es de buen augurio regalar joyas de plata u oro sin necesidad de que sean muy costosas.
Si tiene que regalar cadenitas, escoja medallas, dijes, campanitas, corazones, pero nunca cruces; la cruz es un signo de sufrimiento y parece hacer realidad en quien la lleva las palabras de Nuestro Señor Jesucristo cuando dijo que que “cada uno tome su cruz y me siga”.
En cambio, las campanitas que anunciaron la Resurrección de Nuestro Señor son portadoras de alegría y felicidad tanto a quien las da como a quien las recibe. Las perlas verdaderas son un mal presagio.
Es de mal presagio las perlas verdaderas: la razón es muy sencilla, para obtenerlas se arriesga la vida de jóvenes nadadoras que deben sumergirse una y otra vez en busca de ostras, por eso no se aconseja lucir perlas verdaderas.
Una persona amante de las perlas verdaderas que deseaba tener una hilera nueva por cada aniversario de casada es la actual reina de Inglaterra Isabel II, quien realmente ha tenido la mala suerte de ver a su hija y a sus dos hijos mayores divorciados, otro no muy definido en sus apetitos sexuales, la trágica muerte de Lady Di y madre de sus nietos, sin tener en cuenta todos los chismes que se han tejido alrededor de su real consorte y sus aventuras.
Tampoco hay que regalar ikebanas que tengan troncos viejos porque son de mal presagio y siempre acarrean rupturas y distanciamientos entre quien hace el regalo y quien lo recibe. En cambio, los vasos de cristal solos o con flores son sinónimo de pureza en los sentimientos y llevarán paz y tranquilidad a quienes los reciban.
Una cesta de frutos es un lindo regalo porque implica dar la bienvenida para los que se acaban de mudarse o de casarse para desearles siempre frutos beneficiosos en su nueva etapa.Siempre es de buen augurio regalar joyas de plata u oro sin necesidad de que sean muy costosas.
Si tiene que regalar cadenitas, escoja medallas, dijes, campanitas, corazones, pero nunca cruces; la cruz es un signo de sufrimiento y parece hacer realidad en quien la lleva las palabras de Nuestro Señor Jesucristo cuando dijo que que “cada uno tome su cruz y me siga”.
En cambio, las campanitas que anunciaron la Resurrección de Nuestro Señor son portadoras de alegría y felicidad tanto a quien las da como a quien las recibe. Las perlas verdaderas son un mal presagio.
Es de mal presagio las perlas verdaderas: la razón es muy sencilla, para obtenerlas se arriesga la vida de jóvenes nadadoras que deben sumergirse una y otra vez en busca de ostras, por eso no se aconseja lucir perlas verdaderas.
Una persona amante de las perlas verdaderas que deseaba tener una hilera nueva por cada aniversario de casada es la actual reina de Inglaterra Isabel II, quien realmente ha tenido la mala suerte de ver a su hija y a sus dos hijos mayores divorciados, otro no muy definido en sus apetitos sexuales, la trágica muerte de Lady Di y madre de sus nietos, sin tener en cuenta todos los chismes que se han tejido alrededor de su real consorte y sus aventuras.
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