El Molino es un juego medieval, simple, de tablero y para dos jugadores. El objetivo es armar siete “molinos” (tras fichas juntas, al igual que en el Ta-te ti). Es un juego muy táctico, en el que el azar no cuenta. Como también ha ocurrido con otros juegos de la época, se han desarrollado muchas reglas diferentes a través de los años. Por eso, ante la duda, se aconseja a los jugadores ponerse de acuerdo sobre las reglas con que van a jugar antes de comenzar.
El juego se desarrolla en un tablero cuadrado. Hay 24 puntos y las fichas se pueden mover entre ellos solamente a lo largo de las líneas marcadas. Solo una ficha puede ubicarse en un punto.
Los jugadores comienzan con nueve fichas, con un color diferente para cada uno. A diferencia de otros juegos, el tablero está inicialmente vacío. Los participantes ubican sus fichas en el tablero en forma alternada.
El objetivo es hacer líneas verticales u horizontales de tres fichas, llamadas “molinos”. Cada vez que se haga uno, se sacará del tablero una ficha del oponente. El objetivo general es reducir el número de fichas del oponente a menos de tres o hacer que el oponente no pueda mover sus fichas.
¡A jugar! Los contrincantes deben decidir entre ellos quién va a comenzar y la apuesta, en caso que la hubiera. Por turno, ubican una ficha por vez en cualquier punto desocupado del tablero. Cada jugador intenta formar molinos. Un molino consiste en una fila derecha de tres fichas de un jugador a lo largo de una línea marcada. Cada vez que un jugador hace un molino, puede capturar una ficha del oponente. Una vez capturada, las fichas no pueden volver al juego. La mayoría de las reglas prohíben por completo la captura de una ficha que está adentro de un molino, o a menos que no haya otras fichas disponibles.
Una vez que ambos jugadores han ubicado todas sus fichas en el tablero, se turnan para mover. Las fichas se pueden mover solo a puntos adyacentes a lo largo de las líneas marcadas. Deben mover, si pueden, aunque fuera desventajoso. Un jugador que no puede mover sus fichas pierde el juego. Tanto en el momento de la colocación de las nueve fichas, como al desplazar cada una de ellas y al capturar las del rival, el jugador debe estar concentrado y seguir una táctica.
Algunas versiones del juego aplican una regla especial para moverse cuando un jugador tiene tres fichas. Bajo esta regla, una vez que un jugador tiene solo tres fichas, éstas no están limitadas a moverse solo a puntos adyacentes. Entonces una ficha puede moverse a cualquier punto desocupado del tablero. Una vez que el jugador ha sido reducido a dos fichas, éstas no pueden capturar ninguna más de las del oponente, y por lo tanto, ese jugador pierde el juego.