Durante los últimos meses, el término "la nube" comenzó a ser repetido más y más veces por los usuarios de Internet pero no todos saben lo que significa.

El cloud computing, cuya traducción más literal sería "computación en la nube" ("nube" de ahora en más) se convirtió en la mayor tendencia de las aplicaciones y las páginas en Internet. Mientras algunos dicen que la nube cambiará cómo usamos la red de redes, otros piensan que es muy perjudicial.

La nube deja que todas las fotos, agendas, calendarios, configuraciones, partidas de juegos guardadas, entre otro tipo de información, se puedan acceder desde cualquier dispositivo (notebooks, consolas, teléfonos celulares, tablets), lo que a priori consiste en una solución para un usuario con muchos aparatos distintos que tienen acceso a Internet.

Su funcionamiento consiste en que el archivo creado por el usuario se suba solo a un servidor y este pueda descargarse desde cualquier lado siempre que tenga Internet. Lo más significativo es que el almacenamiento online de archivos propone que cualquier elemento esté sincronizado, actualizado y disponible para ser visto y modificado desde cualquier dispositivo compatible con él.

Podríamos decir que su ventaja principal es la disponibilidad de una información disponible todo el tiempo y desde potenciales e infinitos puntos de acceso. Ya no nos preocuparíamos más por el "pen drive" olvidado con el trabajo para la facultad o por las fotos que se borraron del celular cuando se formateó accidentalmente la memoria del teléfono. 

Así como hay quienes apoyan la nube, hay quienes opinan muy diferente. Las opiniones más duras son las que tienen que ver con la privacidad de los datos subidos a los servidores.

El archiconocido Stephen Wozniak, confundador de Apple (y ya que estamos si quieren saber más de él, de Steve Jobs, Ballmer y Bill Gates les sugiero la película "Piratas de Silicon Valley") es uno de los que aún sin atacar las ventajas de la nube expresó en más de una oportunidad que le parece preocupante que uno "no sea dueño de su propia información" ya que, según sus palabras, "con la nube uno no es dueño de nada. Mientras más archivos se transfieran a la nube, menos control tenemos sobre ellos".

Otro caso es el de Richard Stallman, líder y creador del movimiento por el Software Libre en el mundo, quien cree que la nube pone en peligro las libertades individuales de sus usuarios, porque se deja la privacidad de nuestras cosas en manos de terceros. "La computación en nube es simplemente una trampa destinada a obligar a más gente a adquirir sistemas propietarios, bloqueados, que les costarán más y más conforme pase el tiempo."

En mi opinión, el mayor problema, aún más allá de toda esta cuestión de la privacidad en la que Stallman ha hecho carrera, es que sin Internet, no hay nube. El crecimiento de Internet es altísimo, pero proponer una computación que opere a niveles totales, como muchas compañías desarrolladoras de tecnología están pensando y de a poco, en línea con esta idea, lanzan al mercado dispositivos con menos memoria interna pensados, claramente, en que los contenidos del usuario ocupen mayor espacio en la nube es privativo y excluye a las 5 mil millones de personas en el mundo que no tienen acceso a Internet. Pensar un sistema de almacenamiento de datos que no sea inclusivo, es un error.

El segundo problema que encuentro es que mucha de esta información, alojada en servidores que nadie sabe dónde quedan, puede ser ilegal. Estas cuestiones escabrosas que ocurren en la Deep Web (la Internet Profunda que no es indexada por Google) fácilmente podrían invadir los servidores de la nube que...  ¿Quién controla? ¿Sus propietarios? ¿Los gobiernos de cada país? Nadie lo sabe.

Esta polémica da para largo y veremos lo que ocurre. Mientras tanto, si usás un celular con Android con Google Now instalado, por ejemplo, tenés que saber que todas tus fotografías, videos e información en tu dispositivo están en la nube y es muy poco lo que podés hacer para que así no sea.

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