El gobernador Daniel Scioli se mostró satisfecho con la foto y las palabras de afecto que se propiciaron recíprocamente con el intendente massista de Merlo, Raúl Othacehé
La incertidumbre campea en buena parte de la dirigencia de la provincia de Buenos Aires en el último tramo de la precampaña antes del cierre de listas. La situación presenta particularidades inéditas. Las deducciones lógicas de la política tradicional pueden estallar por el aire en un abrir y cerrar de ojos. Por el lado del oficialismo, hay preguntas que nadie intenta siquiera responder y en la oposición, donde las necesidades son otras, los climas varían según pasan las horas.

Así, el gobernador Daniel Scioli se mostró satisfecho con la foto y las palabras de afecto que se propiciaron recíprocamente con el intendente massista de Merlo, Raúl Othacehé. Se especuló demasiado con una hipotética voltereta de este intendente del FR al FpV-PJ, pero de eso no hay demasiado, sólo palabras y gestos que ambos mandatarios saben cómo capitalizar.

En el sciolismo consideran que este tipo de relaciones "solo Daniel las puede manejar" dentro del universo del FpV-PJ y deslizan que hay otros intendentes que están en la oposición mirando con mucha atención los pasos del gobernador, con quien tiene "una buena relación".

En el caso puntual de Merlo, el "Vasco", como se lo conoce a Othacehé en el conurbano oeste, está, como nunca, en una situación difícil; los números en el distrito no le dan mal al gobierno nacional y a la precandidatura de Scioli. Las fotos y gestos vienen de perlas a un experto del corte de boleta, en última instancia, como es el histórico mandamás, independientemente del sello electoral que finalmente lleve la candidatura local de Othacehé. Un entendido observador local resumió: "El Vasco ya tiene dos precandidatos a presidente en la bolsa, Massa y Scioli, para jugar la de él".

Por el lado de los pasos que vienen dando el Acuerdo PRO-UCR-CC y el Frente Renovador, lo que parecía ser un ensayo provincial terminó siendo un motivo de disputa en donde el resultado, aunque algo incierto, parecería que solo puede proporcionar pérdidas para ambos.

Masivamente, dirigentes del riñón massista salieron a cuestionar al líder del PRO por su cerrado rechazo a integrar al Frente Renovador en una gran PASO opositora.

Con un operativo clamor, las principales gargantas del FR buscan "cerrar el cerco" sobre Mauricio Macri, responsabilizándolo, por adelantado, de un hipotético triunfo del FpV-PJ. "Que Macri le explique a la sociedad por qué no se une la oposición" repiten los massistas ante el mínimo gesto. O, como dijo el senador Sebastián Galmarini, "el PRO trabaja para el triunfo del kirchnerismo".

La respuesta del PRO fue un pequeño cambio de comando, que pasó desapercibido, pero que en el mundo de la política está siendo dimensionado en su real influencia. El funcionario porteño -pero hombre de la política de la provincia de Buenos Aires- Emilio Monzó dejó de ser el gran negociador bonaerense, pero sobre todo del conurbano.

El comando quedó a cargo de Jorge Macri, un dirigente que "cierra para adentro", acotaron. Cambiar el interlocutor a menos de un mes del cierre de listas, en principio no parece una idea ordenadora, más allá de las concepciones y los estilos. La primera diferencia que marcan muchos dirigentes macristas es que "el primo" piensa más en la elección de 2019 que en la de 2015. Monzó solo tiene pensamientos en torno a la presidencia de Macri en 2015. Pero eso sería lo bueno que aporta "el primo".

Lo malo es "la preconcepción" que Jorge Macri representa: fortalecer los candidatos propios y no detenerse demasiado en los posibles aliados que puedan sumarse. Por caso, operadores del intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino, deslizaron que "si con el que hay que negociar es Jorge, no hay nada que negociar".

"No vaya a ser cosa que algunos de los que se fueron ahora vuelvan", se entusiasma un operador massista que se muestra más que expectante.

No se baja

El ex intendente de Lomas de Zamora Santiago Carasatorre apuntaló la precandidatura de Martín Insaurralde y aseguró que el FpV "no va a proscribir a nadie, y menos a alguien que mide".

"Martín sigue siendo el que más mide", tiró Carasatorre sobre la intención de votos de los precandidatos a gobernador, y añadió que "si tenés el as de espada y querés gritar vale 4 con el ancho de basto, vas a perder".

Quien le cuidara la intendencia a Insaurralde en su estadía en el Congreso, minimizó las críticas que surgieron desde el kirchnerismo por su postulación para suceder a Daniel Scioli: "Sólo (Carlos) Kunkel y Diana Conti lo criticaron y ellos pertenecen al grupo de Julián Domínguez", explicó.

Ante la consulta sobre el "baño de humildad" que pidió Cristina Kirchner para achicar la lista de competidores bonaerenses, aclaró que "el baño de humildad fue para los que medían 3 o 4 puntos".


No se baja II

La precandidatura a gobernador del intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, es cosa seria. Lejos de darse un "baño de humildad", arengó a su tropa y les dijo que no se baja y abrió las puertas a una fórmula compartida con una dirigente del sciolismo puro.

Mientras abundaban los baños de humildad entre sus colegas y todas las miradas lo señalaban, Fernando Espinoza no dio ninguna muestra de querer renunciar a sus ambiciones electorales. Bajada la espuma, subió la apuesta: anunció al Consejo del PJ local que encabezará una fórmula teñida fuertemente de naranja.

Ante propios y extraños, Espinoza puso sobre la mesa la idea de sumar como coequiper a la ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez, autoridad del peronismo bonaerense, y se posicionó como el candidato de Scioli para desembarcar en calle 6. Resbaloso, incluso dio a entender que podría ser el único enganchado a la boleta de DOS.

Sentado encima de una montaña de votos y blandiendo el cetro de jerarca del PJ Bonaerense, el intendente reafirmó su postura inicial diciendo que "es el momento de poner a La Matanza en el lugar que se merece. Nunca llegamos a poner un gobernador. Y está mal que lo diga yo, pero este debe ser el foco en La Matanza", dijo en diciembre de 2014, y esa parece ser su misión.


El hijo

El ex candidato massista de Hurlingham Rodrigo Álvarez, hijo del operador Juan José Álvarez, recalará en el FpV-PJ de la mano del concejal Juan Zabaleta, que está haciendo todos los deberes para quedarse con el distrito en las elecciones de este año.

Álvarez evitó hablar sobre el alejamiento de su padre del Frente Renovador, aunque afirmó que "no le consta" que haya sido "echado por los intendentes hace dos meses", como aseguró Luis Acuña.

"Me parece que últimamente están echando gente, es raro eso", afirmó, y dejó un tendal de críticas para el espacio renovador: "Yo buscaba y trabajaba para que hubiera una renovación, en sintonía con lo que pregonaba Sergio. Porque no pudo o porque no quiso, prefirió seguir con el gobierno de Hurlingham, cuando yo pienso que es necesario que venga algo nuevo y distinto", objetó.

Así, anunció que busca un "acuerdo programático" con Juan Zabaleta, del FpV. "Estoy bastante cerca", reconoció. "Hoy la situación y el momento político demanda tomar decisiones y siendo consecuente con eso, estoy bastante cerca de llegar a un acuerdo programático de equipos con Zabaleta", explicó.


Ultimo esfuerzo

Las apuestas por el futuro de la política de Pilar están abiertas. El principal foco lo tiene puesto el intendente Humberto Zúccaro y su inminente definición para retornar al FpV. En las últimas horas se condimentó el panorama con el regreso al tablero del senador Jorge D'Onofrio, que en algún pasado reciente era "un Tigre para Pilar".

Alertado sobre las charlas de Zúccaro con el FpV, el senador D'Onofrio se despachó con 140 caracteres y volvió a meterse en el tablero de la disputa por la intendencia. "Me voy a dormir con una reflexión. Cuánto podría hacer por la gente si fuera intendente de Pilar", desafió D'Onofrio. A la mañana siguiente, ni lento ni perezoso, el alcalde respondió: "¿Te despertaste? Si tenés alguna duda presentate a la interna, cuando vos quieras y bajo las condiciones que quieras. ¡A la cancha!".

Más tarde, Zúccaro habló con los medios en el municipio e interpretó: "D'Onofrio es un poco el vehículo político para hacerme llegar la chicana de que me voy con Macri o con el kirchnerismo. Existen charlas con altos referentes nacionales del kirchnerismo, no lo voy a negar, pero por ahora estoy cómodo en el FR", reconoció.

"Tuve una reunión hoy con Massa, le planteé mi situación, la ha entendido y haremos un último esfuerzo para volver a posicionarnos desde lo electoral a nivel nacional, y si no ocupar un espacio provincial", aseguró.

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