Fuerte, débil, débil. Cualquier estudiante de teoría y solfeo sabrá que al mencionar esos tiempos estamos hablando del antiquísimo ritmo del vals. Ese que en tiempos de música electrónica, rock y reggaetón, vuelve a ponerse de moda en buena parte del mundo gracias a un músico y director extraordinario: André Rieu. Famoso por montar espectáculos de notable impacto visual junto a su Johan Strauss Orchestra, Rieu contagia el fenómeno en la Argentina, país que visitó el año pasado con singular suceso y que ahora lo espera ya con cuatro Luna Park completamente vendidos (17,18, 19 y 20 de septiembre), el agregado de una quinta función para el 21 y la promesa de una sexta si continúa el éxto de boletería.
A poco de su llegada al país, Pop TV dialogó en forma exclusiva con el músico de Países Bajos que a fuerza de haber vendido más de 40 millones entre CD's y DVD's, logrado 400 discos de platino y 170 de Oro desde el lanzamiento en 1994 de su obra Strauss & Co, es considerado el "Rey del Vals".
- Siendo un emblema del vals moderno, ¿cómo piensa que se ha dado la evolución a través de los años de un ritmo tan tradicional?
-Considero al vals la más perfecta pieza musical porque lo tiene todo: alegría, y melancolía, melodía, ritmo, romance, y seguramente escuchar un vals te pondrá bien. ¿Sabía usted que este ritmo había sido olvidado? Fue considerado escandaloso a principios del siglo XVIII en Austria. Fue criticado por invitar al pecado y ser condiderado inmoral, dado que las personas eran invitadas a una danza en posiciones muy cercanas. Antes del vals, las personas bailaban alrededor de otras, pero nunca tocándose. Pero con el tiempo un montón de gente famosa en su tiempo se hizo fan de esta danza, como por ejemplo la Reina Victoria. Y hoy en día hay muchísimos compositores contemoráneos de éste género. Por ejemplo, uno encuentra un gran vals en la obra de Andrew Lloyd Webber, Evita, donde hay un tema llamado "Vals para Eva y Ché". Y el tema de Metallica "Nothing else matters" también tiene de este ritmo. Los ejemplos podrían ser muchos más..
-¿Qué recuerdos le dejó su primera visita a la Argentina?
-La gente de Argentina, el público de su país, nos dio una bienvenida de brazos y corazones abiertos. Sinceramente lo digo: haber ido a Buenos Aires y tocar en el Luna Park fue una de las experiencias mas excitantes de mi carrera. Por eso estoy muy contento de poder retornar, pero me gustaría tener la posibilidad de ver mucho más de Argentina y tocar en distintos lugares. Giramos por todo el mundo durante un año y en septiembre volveremos a tocar en Buenos Aires, pero... El año que viene, ¿quién sabe?. Me gustaría volver a tocar en su país pero visitar nuevas ciudades. Por eso estamos trabajando definitivamente en ello.
-¿En esa idea podríamos imaginarnos verlo en conciertos gratuitos y al aire libre en ambientes naturales tal como lo hizo en Cortona, pero en esta parte del mundo?
-¡Sí!. Me encantaría hacer conciertos en ambientes naturales y considero a Cortona uno de mis lugares favoritos donde hemos tocado. Fue tan romántico, tan hermoso... si cuentan con un lugar así en Argentina, ¡háganmelo saber!.
-Simplemente no concibo la vida sin hacer música. Es todo para mí. Estar en un escenario cada noche, rodeado de las melodías más maravillosas de todos los tiempos, repasando desde el musical a la ópera y los valses, y ver miles de caras felices en la audiencia, sinceramente me hace feliz cada día de mi vida. Es un sueño hecho realidad. Mucha gente en sus devoluciones me cuenta que ha necesitado dos semanas para reponerse de uno de mis conciertos y eso mismo pasa conmigo. Cada noche al finalizar un concierto, nos sentamos un rato con los músicos de mi orquesta y nos sentimos llenos de energía. Si puedo darle un consejo a cualquier persona del mundo que quiera llenarse de alegría es que se unan a un coro, aprendan un instrumento o se unan a una orquesta. Cambiarán para siempre.
-¿Qué conoce de música argentina?-Creo que la música de Argentina, como las personas, están relacionadas con las emociones. Todo gira en torno a la emoción y las pasiones. Unos años atrás invité a un bandoneonista maravilloso, Carlos Buono, a acompañarnos en un tour. El tocó Libertango y Adios Nonino. Cada noche esas dos canciones fueron los puntos mas altos del concierto. El tango es a la Argentina lo que el vals es a Viena. Tienen en su país la música mas extraordinaria. Música que provienen del corazón de la Argentina y los argentinos.
- Sus shows tienen ingredientes cinematográficos, sobre el escenario, con luces, escenografías magníficas y demás. Cuéntenos cómo piensa sus conciertos desde lo visual además de armar el repertorio para crear un clima de verdadera celebración en cada puesta.
-El escenario, el vestuario y las luces juegan un rol central para mí. Quiero dar a la gente no solo algo para el oído y el corazón sino algo para el ojo y la mente. Soy un perfeccionista en eso y mi mujer y yo nos involucramos en cada aspecto de la puesta en escena, desde el diseño de vestuario hasta las pantallas de led. Por supuesto, también elegimos el programa en conjunto. En las orquestas clásicas las mujeres siempre visten de negro y parecen monjas. Es una pena, ¿no crees? ¿Por qué no hacer música con más colores para ver, creando mayor excitación, mostrando mayor belleza? En mis puestas siempre eso es real.
-¿Cómo elige los músicos de su J. Strauss Orchestra?-En sus shows hay un clásico que nunca falta como el Second Waltz. ¿Qué otros considera indispensables?
-El Second Waltz, incluido en el álbum "Strauss & Co", fue nuestra punta de lanza para trascender en aquel 1994 en Holanda. De repente vimos que un estadio entero de fútbol lo cantaba y entendimos que era un fenómeno popular y sorprendente, que aún hoy puede verse en YouTube. Pero hay otro vals que no dejo de tocar jamás y que está presente cada noche en mis conciertos: "El Danubio Azul" de Johann Strauss. 2016/2017 marcan el 150 aniversario de este vals que siempre ha sido mi favorito desde que mi padre -conductor de orquesta sinfónica- lo tocó tras hacer un programa basado en Mahler y Beethoven. Yo tenía 5 años. Y de repente todos en la audiencia empezaron a reirse, la atmósfera cambió completamente y recuerdo miles de caras que empezaron a reflejar alegría. Sentí entonces, a tan corta edad, que este tipo de música era mágica, que podía hacer feliz y poner a bailar a todo el mundo. Hay cientos de valses fantásticos como el Tema de Lara del Dr. Shivago, el vals de El Padrino, el vals del Emperador de Strauss, Rosas del Sur y cientos más.
- Sus performances con artistas populares del pop sin dudas contribuyen a incrementar su popularidad. ¿Que ha podido aprender usted de esos artistas y que cree que usted les dejó a ellos?
-Creo que en el mundo de la música no hay límites. He invitado a fantásticos artistas como Jermaine Jackson (The rain begins to fall, Smile) o Lou Bega (Mambo Nr. 5) a conciertos a cielo abierto en Vrijthof y ha sido muy divertido trabajar con ellos y siento que ellos también se han divertido. Si una canción toca mi corazón, sé que tocará el de la gente que me escucha también, no importa si es de género clásico, pop o folk. Me encantaría tocar con Bruce Springsteen a quien admiro un montón. Todavía no toqué con Lady Gaga o Michael Bublé pero me encantaría hacerlo.-¿Cómo accedió a su violín Stradivarius y qué diferencia encuentra en el sonido de ese instrumento incunable con respecto a un violín moderno de última generación?
-Mi Stradivarius es de 1732, uno de los últimos violines Stradivarius construidos por él mismo. Cuando se encuentra disponible un instrumento así, violinistas que pueden pagarlo son contactados de diversos modos y el rumor circula rápidamente, puede creerme esto. Yo solía tocar uno de 1687 pero era demasiado pequeño para mí. Ahora lo toca una violinista de Corea. El Stradivarius que tengo hoy es muy pasional y entrega un sonido muy cálido. Me recuerda a la cantante de ópera María Callas. Poder tocar un instrumento cargado de historia como éste verdaderamente me produce alegría y orgullo.