Mientras monta sus propios
espectáculos opina que la
ciudad no apuesta a la cultura.
Hoy hace La Traviata y
luego un homenaje a Piazzolla
Por MARCELA KORZENIEWSKI
Aveces me siento como un extranjero en mi propio país. Uno vive gracias al público, a ninguna otra cosa. Estaría bueno algún día sentirse parte de un sistema”, expresa Iñaki Urlezaga, uno de los bailarines más destacados del mundo, nacido y formado en La Plata, quien por segundo año consecutivo se presenta en el Teatro Coliseo con La Traviata, la ópera de Giuseppe Verdi que él mismo convirtió en ballet y cuya última función podrá verse esta noche.
En ese escenario, Iñaki presentará también, junto a la Camerata Porteña, El Angel Vive, un espectáculo de tango en homenaje a Astor Piazzolla, con más de 25 artistas en escena y proyecciones sobre la vida del destacado compositor, los días 19 y 20 de noviembre. En ambos casos, lo hará al frente del Ballet Concierto, su propia compañía de baile, que decidió crear hace ya diez años “porque era una manera de impulsar la danza que está tan quieta en nuestro país”, dice.
-¿Qué fue lo que te motivó a convertir la famosa ópera de Verdi en ballet? ¿En qué punto te apasionó llevar adelante tamaño emprendimiento?
-Yo soy muy amante de la ópera. Recuerdo que un día estaba viendo la ópera en Londres y fue como si yo tuviera una mutación, una transformación. Enseguida vi bailarines en el escenario, vi músicos, vi lo que no estaba viendo que era la ópera. Y pensé “esto evidentemente tiene un sentido, no es una locura”. Con el tiempo eso se enfrió, pero en mí fue creciendo, la semilla ya estaba puesta.
-Hasta que decidiste hacerla germinar...
-Sí, encontré un asesor musical que fue Luis Gorelik, con quien empezamos a trabajar de manera continuada, con mucha sensatez y respeto hacia la partitura y hacia la obra. Ahí le fuimos dando un formato más balletístico, que tuviera un ritmo más dancístico, diferente a la ópera. Y yo me fui animando de a poco a ver esta fantasía hecha realidad.
Concretar sueños
-En ambos espectáculos -La Traviata y El Angel Vive- te presentás con el Ballet Concierto, tu propia compañía de baile. ¿Por qué decidiste crear tu propia compañía, una tarea tan ardua y exigente, cuando podrías haber seguido exclusivamente con tu exitosa carrera como primer bailarín en distintas partes del mundo?
-Porque es otra fuente de trabajo en Argentina. Es también una manera de concretar sueños para mí, de poder realizar actividades artísticas. Y un buen vehículo donde expresarme, el mejor lugar donde uno puede trabajar con absoluta sinceridad y libertad. Estoy muy feliz de tenerla.
-A veces, el rol del empresario y el rol del artista no se llevan muy bien. ¿Cómo conjugás ambas actividades?
-Trato siempre de que la realidad artística sea lo más importante, manejada económicamente de la mejor manera. Es cierto que no van de la mano, que no se llevan muy bien, pero trato de que exista un equilibrio entre lo que a mí me importa, que es hacer arte, y que eso pueda tener una difusión. Porque si no, el negocio se acaba.
-¿Te dividís los roles? ¿El empresario le quita tiempo al bailarín?
-No. Está mi hermana (Marianela Urlezaga) al frente de una oficina. Es ella quien me ayuda con todo el tema legal, laboral y contractual, del cual yo me desligo, si bien estoy atento a lo que sucede. Pero mi hermana tiene su equipo de gente que es la parte empresarial del lado artístico.
-¿Es difícil llevar adelante una empresa así?
-Y sí, porque Buenos Aires no apuesta a la cultura. No hay ninguna empresa que pueda desgravar sus impuestos, no hay una ley de mecenazgo, no hay nada que contribuya a que haya algún aliciente. Hay políticas de Estado que en otros países ayudan a que sea algo mucho más auspicioso para la sociedad porque pueden permitirse tener mejor calidad de espectáculos arriba del escenario.
-¿Por qué creés que esto pasa acá?
-Por falta de interés por parte de la cultura en general. Y por falta de inteligencia, porque si se lograran aplicar ciertas leyes que harían posible que esto sucediera, inexorablemente ellas estarían ayudando de una manera hasta no relacionada, porque no dependería del presupuesto de ellos.
Reconocimiento en el país
-¿Poder llevar adelante esta compañía tiene que ver con poder trabajar en el exterior?
-Seguro. Igual, alguna facilidad que podamos obtener en nuestra tierra o un reconocimiento sería mucho más lindo.
-¿Dónde estás viviendo actualmente?
-Voy y vengo. Mi lugar es el mundo, no tengo un destino fijo.
-¿Desde cuándo estás “vagando” por el mundo (es artista invitado en los escenarios y festivales internacionales más importantes del mundo y desde 2005 hasta la actualidad, se presenta en las temporadas que el Dutch National Ballet de Holanda realiza en Amsterdam)?
-Desde siempre. Tengo la sensación de que desde que me fui nunca más volví. Por ahora no es tiempo de volver. Y en algún momento, dependiendo la vida como me lleve, iré teniendo un código postal o no.
-¿Fue duro adaptarse a ese estilo de vida tan nómade?
-Es algo que elegí, que evidentemente quise hacer. Y estoy contento con el resultado. No es fácil, pero más difícil hubiese sido morirme como artista.