El Tigre del Bandoneón. Así lo llamaban a Eduardo Arolas, quien nació con el nombre Lorenzo Arola en el barrio porteño de Barracas, en la calle Salta 3378. Era hijo de Henri Arola y Marguerite Sauris, ambos franceses. Tenía un hermano mayor, Enrique, francés, que más tarde ya en Buenos Aires sería conocido como José Arolas, guitarrista y letrista de algunos tangos. Eduardo vivió apenas 32 años entre Buenos Aires, Montevideo y sus últimos años en Paris donde murió en 1924. Compuso más de cien obras entre tangos, valses y canciones camperas, y es considerado un maestro.
El Secretario del Consejo Directivo de la Academia Nacional del Tango, Walter Piazza, le contó a Porteño del Sur detalles de la vida de Arolas. “El Tigre del Bandoneón viene por la fiereza con la que tocaba el instrumento. Fue uno de los primeros virtuosos del bandoneón. La palabra clave es garra. Arolas tenía garras como el tigre”, dijo.
Y agregó: “Vivió muy poco en Buenos Aires, pero en esos años demostró que fue uno de los primeros virtuosos del instrumento. Eso según cuentan los historiadores, por comentarios de Fresedo, Decaro, Firpo y otros, que son los primeros grandes maestros del tango. Antes habían estado Maglio Pacho, Vicente Greco, Arturo Bernstein, pero Arolas lo llevó al bandoneón a otro plano, incluso en la forma de componer los tangos. Los de Arolas son de avanzada. Tal es así que las orquestas de los años 30 y 40 comienzan grabando tangos de Arolas. El primer tango que grabó Aníbal Troilo fue Comme il faut, de Arolas, e hizo un disco llamado Selección de tangos de Eduardo Arolas. Darienzo también”.
A la hora de recordar sus mejores obras, expresó: “Tiene cinco o seis que siempre están sonando como Derecho Viejo, dedicado a los estudiantes de la Facultad de Derecho y a los bailes que se hacían en el internado de la universidad. En un momento, esas fiestas se dejaron de hacer porque en uno mataron a un tipo. Maipo, Lágrimas, La guitarrita, Una noche de garufa, Rawson, dedicado al hospital Rawson, Fuegos Artíficiales, que lo hizo con Firpo, El Marne, son los más emblemáticos. A mí también me enacantan Retintín y La Cachila que son dos tangazos”.
Es considerado uno de los grandes autores del tango, con creaciones de una modernidad insospechable para la época. Arolas fue un genio irrepetible, según cuentan los expertos. Desde muy chico, para ayudar en su familia, comenzó a pintar letreros comerciales y era dibujante para una empresa de Barracas. A los 10 años empezó a estudiar guitarra con su hermano. A los 14 años ya tocaba el bandoneón. En 1911 inicia sus estudios musicales en el conservatorio del maestro José Bombig y en tres años aprende teoría, solfeo y armonía. Luego también fue compositor y escritor. En definitiva un artista, con todas las letras.