El Obrero, un espacio de interés cultural en La Boca

“Hace poco nos lo anunció el Gobierno de la Ciudad y lo tomamos con mucha alegría. Es una inmensa emoción y, si bien uno no lo espera, me parece justo. Creo que es merecido por el trabajo que hicieron mi papá Marcelino Castro y su hermano Francisco”, expresó a EL PORTEÑO DEL SUR una entusiasmada Silvia Castro, la actual encargada del bodegón y parte de los tres hermanos que heredaron algo más que un espacio para comer.

Si bien el proyecto de las legisladoras María Patricia Vischi y María Inés Gorbea, del bloque SUMA+ todavía no fue puesto en escena, Castro confió: “Esperamos que vengan con una placa para poner en las paredes y que la gente la pueda ver. Es el reconocimiento a los que hicieron todo el sacrificio. Vamos a tirar la casa por la ventana”.

El Obrero abrió sus puertas en 1910 como despacho de bebidas, pero a partir de 1954 los Castro, asturianos de nacimiento y argentinos por adopción, se hicieron cargo del lugar y lo transformaron en una fonda. Hoy, 63 años más tarde, se modernizó en muchos sentidos a excepción de su esencia: un reducto atendido por sus dueños y con el cliente como protagonista.

“Son muchos años y pasaron demasiadas cosas. Primero era una fonda, con pocos platos y calóricos para la gente que trabajaba en el puerto y las fábricas. Más adelante fue cambiando, con una carta y acomodándose a los tiempos”, puntualizó Silvia.

Al mismo tiempo, señaló que “ahora tenemos más variedad. Pescados, pastas con rellenos más sofisticados, cortes nuevos de carne que están de moda como el ojo de bife”.

Y valoró: “La gente lo pide y nosotros nos amoldamos. Acá viene desde el mecánico de la otra cuadra hasta el Príncipe Alberto de Mónaco”.

Consultada por la variedad de comidas, con precios que arrancan en los 125 pesos sin contar sopas, ensaladas o papas, la mujer todoterreno precisó: “El que viene de afuera pide sí o sí bife de chorizo u ojo de bife. Otro clásico son las tortillas y las rabas”.

El día que fue Robert De Niro y nadie se enteró...

El Obrero es el bodegón elegido por muchos personajes famosos de la comunidad nacional y también de la internacional. El fiel reflejo de eso es lo que ocurrió con el prestigioso actor de Hollywood, Robert De Niro, que visitó el lugar, aunque su foto no se sumó a la amplia variedad que consta en las paredes, ya que no reveló su identidad.

“Hace poco vino un médico de Estados Unidos y me dijo ‘pregúnteme cómo llegué acá’”, contó Silvia Castro lo que hasta ahí parecía una conversación normal. Sin embargo, la respuesta fue totalmente inesperada: “Tuve como paciente a Robert De Niro y me recomendó que venga, hasta me dijo que pida tortilla y bife de chorizo”.

“¡Y nosotros ni nos enteramos de que vino Robert De Niro! Seguramente habrá venido de incógnito, para que no lo vean. Yo me terminé enterando por el médico”, remató la heredera de Marcelino Castro.

Fiel testigo de esa fama a nivel mundial es otro de los recuerdos que repasó Silvia. “Me ha pasado que me dijeron ‘vivo acá desde que nací y me trajo él, que vive en Estados Unidos’. Es muy loco que nos hagan más publicidad fuera del país que acá adentro”, sentenció.

De todos modos, consideró que El Obrero se ve ayudado por estar en un lugar ideal: “La Boca sigue siendo La Boca. Y con la Usina del Arte así de linda como está ahora, más todavía”.

En tanto, Castro reconoció: “Este año siento que me convertí en una remadora, porque hicimos lo posible para mantener la calidad del lugar y luchar con los precios, para aumentar lo menos posible y lograr que la gente siga viniendo”.

Tras las recientes visitas del actor Gerard Depardieu y el cantante Charles Aznavour, esta “remadora”, valoró: “Este diciembre fue muy movido. Mucha gente viene a despedir el año y por suerte no damos abasto. Es muy lindo”.

Los secretos de Jorge, el parrillero histórico

Jorge tiene 75 años y pasó casi toda su vida en El Obrero. Con 19 años llegó a La Boca desde Formosa y tras más de un año trabajando en una fábrica, arrancó a colaborar en el bodegón, donde ya lleva casi 56 años dando una mano en diferentes puestos. Hoy tiene su puesto fijo en la parrilla, sacando la variedad de platos a pedido del consumidor. Su secreto es “tener ganas y prestar atención”.

“Este trabajo pide estar contento todos los días. Si estás malhumorado, lo tenés que dejar en la puerta. Los Castro me enseñaron a respetar a la gente y darle lo mejor que esté a nuestro alcance”, expresó Jorge.

Jorge el parrillero El Obrero

Consultado acerca de cuál es su especialidad, valoró su sentido de la escucha: “Me gusta sacar bien todo. Creo que lo mío es cuidar la postura del paladar del cliente, les respeto la cocción. Más o menos cocido, jugoso, a punto o vuelta y vuelta. Son detalles para los que necesitás atención”.

El experimentado parrillero confesó que se siente cómodo con la buena cantidad de clientes que llegan en diciembre, ya que “es mejor cuando viene más gente porque trabajás más concentrado; cuando hay menos clientes es más fácil que te distraigas”.

Finalmente, recordó que en sus inicios “los Castro me dieron la cartera de mozo y me hicieron ser quien tenía que ser”, a la vez que resaltó: “Les debo mucho y estoy muy agradecido. Hoy estoy feliz de trabajar con sus hijos, a los que vi crecer y que continúan con lo que hacían ellos”.