Barracas - La Boca |
Con el Museo Benito Quinquela Martín al frente de la organización, se prepara la tradicional festividad con talleres y conciertos para niños y adultos.
La Noche de San Juan es una de las herencias culturales que dejaron aquellos primeros inmigrantes que llegaron al barrio de La Boca. Esta celebración que se había perdido durante un tiempo ahora volvió a cobrar vida gracias a la iniciativa del Museo Benito Quinquela Martín y desde hace unos años se retomó y cada vez con más fuerza y participación de los vecinos del barrio. La idea es todos los años ir dándoles mayor importancia y con nuevas atracciones y es por eso que se preparan con tiempo como para sorprender no solo a los turistas que asisten, sino también a los vecinos del barrio. Esta nueva edición de la ya tradicional fiesta será el sábado 14 de julio, de 15 a 20 horas, y los participantes podrán disfrutar de una festividad de La Boca caracterizada por la vinculación comunitaria entre los vecinos del barrio con fuerte raigambre en la tradición local, la cual culminará en una gran fogata donde fueron depositados los deseos, dinamizados por el fuego. Junto con la participación de instituciones de La Boca se realizarán, a partir de las 16, talleres y conciertos para niños y adultos. Habrá espectáculos musicales, talleres para toda la familia y la tradicional quema de muñecos para cerrar la noche.
La Noche de San Juan tuvo su esplendor en la Argentina durante la primera mitad del siglo XX, pero sus orígenes son aún más remotos, ya que está ligada a ritos agrarios del hemisferio norte. Durante el solsticio de verano, se prendían hogueras para transmitirle fuerza al sol, hasta la llegada del solsticio de invierno. Luego, con la llegada del cristianismo, la fecha fue asociada con el nacimiento de San Juan el Bautista, y de ahí proviene su nombre. Hoy es una festividad que se continúa celebrando fervientemente en países como Brasil y España. “La Noche de San Juan es para el Distrito de las Artes una fiesta muy especial; en su esencia confluyen el espíritu comunitario, junto a ritos propios de las fiestas populares de nuestros antepasados inmigrantes que nos invitan a reflexionar en conjunto. Es importante destacar la unión entre los diversos actores del barrio, desde las escuelas y los artistas, hasta las distintas instituciones que nos abren sus puertas para continuar manteniendo viva esta tradición”, cuentan desde el Gobierno de a Ciudad de Buenos Aires quien le dio un nuevo impulso a la celebración.
La Noche de San Juan es una de las fiestas populares con mayor cantidad de leyendas y supersticiones. Según tradición popular se abren las puertas a otra dimensión donde la magia y el misterio imperan sobre la razón tal como los antiguos griegos definían este acontecimiento referente al Sol. Las barreras naturales saltan, y todo es posible esa noche. Se trata de una fecha cargada de simbolismos y de magia, en la que las deidades de la naturaleza, las hadas y los duendes andan sueltos por los campos para bendecirlos, siendo posible tropezarse o comunicarse con ellos. Entre los rituales que se practicaban en el siglo pasado se encuentra uno que aún hoy es una práctica activa y tiene que ver con una copa de las hadas: se prepara zumo de naranja, fresas picadas, miel y canela. La bandeja de la copa está decorada con brotes de madreselva, helechos, fresas y manzanitas verdes. Debe dejarse expuesto las noches de luna llena del Solsticio de Verano, a “sol y serena” como invitación a las hadas de verano para que se instalen en el jardín, pues son bien recibidas.
En los próximos días se estará dando a conocer el nuevo cronograma de actividades para lo que será una nueva fiesta popular de la que es hermoso participar y sobre todo poder presenciar ese final donde se quema un muñeco con el deseo de todos de tener un año mejor. Actividades que van desde talleres, recitales y distintos eventos que durante el día pintan de fiesta el barrio de la Boca. Una fiesta que solo se suspende si llueve y que por suerte en los últimos años los dioses y planetas se alinearon para tener una jornada a puro festejo.
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