Por entonces, el legendario campeón mundial de la categoría mediano gozaba de salidas periódicas por buen comportamiento, después de que en febrero de 1988 fuera encarcelado y luego condenado a 11 años de prisión por la muerte de su mujer, la modelo uruguaya Alicia Muñiz.
Pero antes de que esos dos resonantes capítulos torcieran y troncharan su vida, Monzón había construido una historia boxística que, por su brillo y por sus impecables datos estadísticos, siempre será recordada...
Nacido el 7 de agosto de 1942 en Santa Fe, realizó 87 peleas como amateur, con un saldo de 73 victorias, 6 empates y 8 derrotas. Debutó como profesional el 6 de febrero de 1963 (noqueó en dos rounds al entrerriano Ramón Montenegro en Rafaela) y en ese terreno su marca dice que al cabo de 100 peleas ganó 87 (59 antes del límite), empató 9, perdió apenas 3 y tuvo una sin decisión.
Con el maestro Amílcar Brusa en el rincón, Monzón se consagró campeón argentino el 3 de setiembre de 1966 al derrotar a Jorge Fernández, a quien el 10 de junio de 1967 le arrebató la corona sudamericana, y vivió el momento cumbre de su carrera el 7 de noviembre de 1970 en Roma, donde vapuleó al entonces campeón, Nino Benvenuti, imponiéndose por nocaut en el decimosegundo round.
Como para que no quedaran dudas de su jerarquía, ya como dueño del título mundial le dio la revancha al italiano en mayo del año siguiente y lo superó también en Mónaco, esta vez por nocaut técnico en el tercer asalto.
Ese fue el comienzo de una espectacular seguidilla de 14 defensas exitosas, durante la cual venció a Emile Griffith (dos veces), Jean Claude Bouttier (otras dos), Denny Moyer, Tom Bogs, Bennie Briscoe, José "Mantequilla" Nápoles, Tony Mundine, Tony Licata, Gratien Tonna y en dos ocasiones a Rodrigo Valdez, contra quien, con un triunfo por puntos el 30 de julio de 1977, le bajó el telón a una trayectoria impecable.
Su incursión en el cine y el famoso romance con Susana Giménez también lo pusieron en el centro de la escena, hasta que la cárcel primero y la muerte después le escribieron un final triste a la novela que había protagonizado peleando para ganarle la pulseada a la pobreza y abriéndose camino a los golpes.