El árbitro de la pelea entre Jeremías Ponce y Lewis Ritson ignoró la toalla que arrojó el rincón del británico a modo de rendición, por la eliminatoria al título FIB.

“Tirar la toalla” es un lenguaje universal. Históricamente significó abandonar cualquier cosa, pero ante todo, una pelea.

Desde que el primer hombre se puso un guante de boxeo en sus manos –e incluso en luchas a puño limpio también-, el abandono fue el fallo más sagrado del arte pugilístico -aunque ahora sea un caso más de nocaut técnico- porque indicaba la voluntad de reconocer su propia derrota.

Y la toalla al aire significaba la simbólica decisión del rincón de no atender más a su pupilo al despojarse del único objeto que tenía, con el que secaba su transpiración y sangre en el descanso.

Por eso indigna que alguien llamado “árbitro” se haga el guapo con el cuerpo ajeno y desoiga tamaña intención de querer rendirse.

Sin que figure en algunos reglamentos la forma específica para comunicar tal decisión – en el argentino figura arrojar la toalla acompañada de una señal del segundo, parado fuera de las cuerdas- el fondo de la cuestión es el mismo: abandonar. Se use el mecanismo que se use para darlo a conocer.

El sábado pasado, en Newcastle, Inglaterra, el árbitro local Steve Gray, no dio cabida a la toalla que desde el rincón arrojó el padre y DT del británico Lewis Ritson, que estaba recibiendo una paliza durante 10 rounds por parte de nuestro Jeremías Ponce, que había derribado dos veces en el 10º asalto al pollito de la casa que evidentemente no quería más, y ya le costaba pararse. Tanto que el padre mismo se compadeció, e hizo lo que todo el mundo hace en esos casos hasta por acto reflejo.

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¿Le pareció a Gray que la toalla voló desde una tribuna justo en ese preciso momento, tan caótico?

Y de ser así, ¿había alguna importancia de dónde había volado, si eso contribuía a hacerle entrar en conciencia de que uno de los boxeadores ya estaba para el KOT, teniendo en cuenta que su principal función es velar por la salud de los boxeadores sobre todas las cosas, porque por lo mismo velan todos los reglamentos?

Si tenía alguna duda, ¿en medio de la cuenta de protección le costaba mucho preguntarle al rincón con una breve mirada si esa toalla le pertenecía?

¿Está por encima una supuesta regla de la FIB que el sentido común de alguien que es uno de los encargados de parar una pelea, si se trata de una persona idónea y decente?

Sucede que una vez –una sola- alguien del público arrojó una toalla desde una tribuna en Las Vegas, y a raíz de eso algunos organismos internacionales comenzaron a cuestionar el procedimiento para evitar confusiones. Pero hay una diferencia abismal entre arrojarla en cualquier momento que hacerlo cuando uno de los boxeadores está por perder por KO.

La cuestión es que desde allí se recomienda –sólo se recomienda- que se evite ese gesto, pero ignoramos por cuál habría que reemplazarlo. E ignoramos también por qué el padre de Ritson no subió al ring a vociferar el “no va más”.

Cabe acotar que estaba en juego una eliminatoria a la corona mundial superligero de la FIB, y el presidente del Comité de Clasificaciones, el argentino Aníbal Miramontes, reconoció que se trata de una recomendación no escrita y que le extrañó el proceder del árbitro.

En nuestro país también sucedió una vez algo parecido, en la pelea Di Croce-Da Costa en la FAB, cuando el “Gordo” José Menno en el 10º saltó desde el ring side desesperado para manotearle la toalla al segundo de Da Costa –que estaba KO de pie- y arrojarla al ring para proteger a su ex pupilo.

Fue sancionado por la FAB por meterse en algo que no era su función, pero mucho más grave fue lo del propio rincón de Da Costa que no actuó, y lo del árbitro, de quien se considera “falta grave” y causal de retiro de licencia definitiva. Pero jamás se cambió eso en el reglamento.

¿Qué hubiese pasado si en esos segundos en que Gray ignoró la toalla, Ritson recibía un golpe faltal? ¿Se hubiese hecho responsable de las consecuencias? ¿Y si por el contrario Ponce se distraía y recibía una contra que lo dormía y le arruinaba una chance mundialista?

En el vestuario Gray pidió disculpas al padre de Ritson que lo increpó. No se las pidió a Jeremías Ponce, porque está naturalizado piratear peleas en el exterior, y ganarse el beneplácito de los promotores organizadores a como dé lugar. A eso hay que sumarle la sinvergüenzada de pretender ampararse en reglas inexistentes y querer tomarnos a todos por idiotas.

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