Cuando se esperaba simplificar reglas para facilitar la comprensión del boxeo actual -más precisamente, el argentino-, la FAB está estudiando una ramificación que aportará subdivisiones innecesarias en los records de los púgiles, como si le faltaran. Hoy el rumbo está incierto, dentro de un contexto sin firmeza como la AIBA -sin presidente y con la APB suspendida-. Y nos quedamos sin Cóndores.

Como si escasearan las innovaciones y reglas controversiales en el boxeo, la FAB parece que piensa contribuir a la causa aportando una más.

En la última conferencia de prensa efectuada la semana pasada en la sede de Castro Barros 75, se deslizó que se está estudiando la posibilidad de crear una nueva clasificación dentro de los campos del pugilismo: la “pre-profesional”, que en realidad debiera denominarse “semi profesional”, término que se ajusta mejor, ya explicaremos por qué razón semántica.

Pero no podría explicarse sin antes aclarar que uno de los propósitos de la conferencia era unificar el criterio de los records de los boxeadores y definir ante la prensa la postura oficial que, guste o no, deberá ser la que impere, a fin de acabar con eso de que “según el intérprete”, un púgil puede tener 3 records distintos, incluso 4.

Es que unos cuentan las peleas del profesionalismo convencional solamente. Otros suman las de la APB (AIBA Pro Boxing) –como propone la FAB- y otros le agregan las de la WSB (Serie Mundial).

Así se establecen tres records diferentes en aquellos púgiles que intervinieron en esos torneos de AIBA.

El problema de la “posición oficial” es que se trata de una resolución miope, ya que la misma se reduce exclusivamente a los púgiles argentinos, inmersos en un contexto internacional que se ignora si irá o no de la mano, y lo peor es que ni siquiera preocupa.

Sería ideal que lo que se decida vaya acompañado del resto de los países, no solamente por uniformidad, sino por equidad y coherencia. De lo contrario, será absurdo que a un púgil argentino se le cuenten peleas que a un extranjero no, o viceversa.

Urge ampliar la mirada y entender que el boxeo profesional tiene fronteras más extensas que los límites de una nación. Y que su universalidad excede los caprichos personales, por ser justamente ésos los objetivos que se desean conquistar a través de los títulos mundiales, principal meta.

Sin embargo la FAB estableció con pretendida autonomía, y a la vez con poca conciencia global, que las peleas a tomarse en cuenta para los records de los púgiles argentinos serán las efectuadas como profesionales convencionales, más las del terreno APB de la AIBA, donde estuvieron afectados solamente 5 púgiles: Leandro Blanc, Fernando Martínez, Alberto Melián, Daniel Aquino y Yamil Peralta.

Sin embargo hubo varios púgiles más en el resto del mundo que intervinieron allí, cuyas performances y nombres desconocemos ya que no figuran siquiera en la página de la AIBA.

El día que uno de los nuestros se mida con uno de ellos, ¿cómo haríamos para saber primero si los extranjeros participaron o no en la APB, y luego para contabilizárselas, sin tener los datos? Porque se supone que periodísticamente debemos aplicar el mismo criterio para todos.

Un dato no menor: la APB está momentáneamente suspendida. Un poco por el conflicto interno de AIBA, donde renunció su presidente, el chino Ching Kuo Wu –quedó como interino el italiano Franco Falcinelli-, y otro porque el certamen no rindió lo esperado, ni en lo económico, ni en lo boxístico.

¿Se reanudará? ¿Y si no lo hace, y por un proyecto tan efímero, se afecta el ancestral desarrollo del boxeo estándar?

Sólo el tiempo será el juez de los aciertos y desaciertos que hoy se cometan, y últimamente no está siendo tan complaciente con estos engendros, salvo excepciones.

Hasta la FAB sufrió una confusión interna, ya que en un momento dictaminó que se consideren peleas profesionales a aquellas de la WSB que fueron protagonizadas por púgiles que habían obtenido su licencia de tal, mientras que los amateurs -aún dentro del mismo terreno WSB-, seguían contando como aficionados, sin importar la condición de su rival.

De allí que se esté pensando en esta nueva clasificación “pre profesional”, agregando una complicación más. ¿Por qué “pre” profesional y no “semi” profesional?

En la conferencia se habló de la primera, lo cual remite a una etapa previa. El prefijo "pre", significa "antes". ¿Pero los amateurs que están por debutar no son acaso pre-profesionales?

“Semi” se ajustaría mejor semánticamente, porque su significado habla de “mitad”. Y un semi profesional es aquel mitad amateur y mitad profesional, o no del todo una cosa, ni otra.

Ahora bien, habría que definir varias cuestiones para poner en práctica el proyecto, y esto no tiene un parámetro bajo el cual contrastarlo, más que la sensatez. Por ejemplo:

1) ¿A qué edad un púgil podría hacerse semi profesional, y durante cuánto tiempo?

2) ¿Hasta qué edad?

3) ¿Podría pasar del amateurismo al profesionalismo sin pasar por el semi?

4) ¿Cuáles serían los requisitos para pasar al profesionalismo?

5) ¿Y si no los cumple?

6) ¿Cómo se le contarían sus peleas, es decir, en qué terreno, amateur o profesional? ¿O habría que confeccionar un record paralelo con las peleas semi profesionales?

7) ¿Ante quiénes podría pelear?

8) ¿Cómo se les contarían esas peleas a los amateurs y/o profesionales que los enfrenten? ¿Se les sumaría a cada cual en su terreno, siendo que pelearon en el de otro?

9) ¿A cuántos rounds sería?

10) ¿Cuál sería el beneficio?

11) ¿Quedaría el récord de un púgil conformado por peleas profesionales por un lado, peleas APB por otro, y semi profesionales en tercera mención, o se lo daría todo junto sumando unas con otras?

12) ¿Y cómo contabilizarían en ese record las efectuadas por organismos no reconocidos, o sin licencia FAB, como también sucede ahora?

Cabe acotar además que en la conferencia de prensa se confirmó que Los Cóndores –el equipo argentino de boxeo amateur que participaba en la WSB- no seguirán participando de dicho torneo por falta de presupuesto del ENARD, pero además porque aunque lo hubiera, lo que no existe hoy es el equipo argentino, dado que se desmanteló tras los JJOO de Río y hoy no existe reemplazo, más que los campeones del último Nacional de Mayores del año pasado, lejos de un nivel competitivo.

Esto significa que se acaban prácticamente las competencias internacionales, porque el día que se vaya a un Panamericano, Mundial, o Continental –o incluso a sus clasificatorios-, la falta de roce hará que la mayoría se vuelva en 1ª ronda, reeditando viejos tiempos.

Mal que mal, en base a derrotas, gracias a la WSB y APB –más que nada a la WSB, que permitió codearse todas las semanas con la creme de la creme- Argentina clasificó a 6 púgiles para Río, y obtuvo dos diplomas. ¿Con qué suplirá eso ahora? ¿Hay algún proyecto que atienda el roce internacional? ¿Se podrá permitir en nuestro país –en su defecto- la posibilidad de que los amateurs Elite enfrenten a profesionales, modificando el reglamento?

Y por último, una gran contradicción: si Alberto Melián ya debutó como profesional y tiene 6 peleas –según la FAB-, por qué el ENARD le sacará la beca cuando el 16 del corriente “debute” en la FAB contra Diego Santillán en el profesionalismo convencional?

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