La Albiceleste llegaba a la competencia con el rotulo de candidato tras ganar las eliminatorias sudamericanas con una rotunda comodidad.
Tras una seguidilla de amistosos con resultados positivos y una temporada devastadora para el físico de los futbolistas, Argentina arribaba al continente asiático llena de confianza y con la ilusión de 40 millones de personas consigo.
Argentina debutó ante Nigeria el 2 de junio de 2002 y obtuvo un ajustado triunfo por 1-0 con gol de Gabriel Omar Batistuta, en lo que sería la última anotación del goleador santafesino en un mundial.
El segundo partido para los de Bielsa marcó el principio de la pesadilla nacional. Derrota por la mínima ante Inglaterra, con gol del "Spice Boy" David Beckham, tras un infantil penal.
Suecia era la última parada del equipo y el único resultado que servía era un triunfo, el cual nunca llegó.
Aquella madrugada del 12 de junio será tristemente recordada por el empate 1-1 que marcó un divorcio entre el público y los jugadores, fruto de la desilusión popular por ser eliminados en la primera ronda del Mundial.
Así, el denominado Grupo de la muerte, se consumió la esperanza nacional mientras Brasil derrotaba a Alemania en la final y se quedaba con una nueva estrella mundialista.
¿Fue el fracaso más rotundo de la historia del fútbol argentino?