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Analizando historias de vida de los santos de la Iglesia Católica encontramos acontecimientos que muchos hechos que fueron atribuidos a milagros en la época en que sucedieron, hoy a la luz de esta moderna ciencia que es la Parapsicología, encuentran explicación racional y humana.

Hay que tener en cuenta que estos santos, usualmente tuvieron vidas exigentes y austeras, especialmente dedicada al desarrollo espiritual, privándose de aquello que suele atraer a la gente común y con buena parte de la jornada dedicada a la oración.

La moderna Psicología Transpersonal explica que es en esas situaciones donde surgen los llamados “estados alterados de consciencia” de manera tan frecuente que se tornan casi permanentes, provocando lo que es conocido como "místico". Esto, de acuerdo a los más modernos hallazgos de la Parapsicología –realizados mediante experimentos de laboratorio– demuestra que tales estados mentales favorecen la producción espontánea de fenómenos extrasensoriales: clarividencia, telepatía y precognición; pero a veces también acontecimientos de mayor envergadura, como la bilocación y la levitación.

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Veamos algunos ejemplos dignos de destacar

Santa Clara de Asís (1194-1253) produjo un hecho de clarividencia. La clarividencia es el conocimiento cierto de un acontecimiento contemporáneo ocurrido fuera del alcance de los cinco sentidos, obtenido por acción extrasensorial. En la Nochebuena de 1252, estando ya Santa Clara gravemente enferma, tuvo una visión nítida y pormenorizada (tanto es así que fue describiéndola pausadamente) de la misa que los frailes franciscanos celebraban a kilómetros de distancia.

Fue por esa "captación a distancia" (clarividencia) que el Papa Pío XII decidió proclamarla patrona de la televisión.

San Vicente Ferrer (1350/1419), que en vida fuera sacerdote dominico, tenía el “don de lenguas” llamado xenoglosía en lenguaje parapsicológico. Se trata de la capacidad extrasensorial por la cual una persona puede expresarse en idiomas que ni aprendió, ni conoce y que surgen de su mente, espontáneamente.

Los parapsicólogos, hoy en día, conocemos cuáles son los mecanismos telepáticos que permiten, de manera inconsciente, que alguien hable lenguas que a nivel consciente ignora. Pero en aquellos tiempos, como también surge del Antiguo Testamento, el “hablar en lenguas” era atribuido a un milagro; esto es: la intervención directa de Dios en las cosas de los humanos.

San Vicente Ferrer, por ejemplo, era capaz de hablar idiomas que nunca había aprendido. Esto recuerda a San Antonio de Padua cuyos sermones fueron entendidos por gente que hablaba las más diversas lenguas, y todos estaban seguros que San Antonio había utilizado el idioma que a cada uno le resultaba conocido. Lo que hace pensar que, en verdad, el monje de Padua podía transmitir sus pensamientos telepáticamente a quienes hablaban lenguas diferentes a las que él usaba, para de ese modo ser entendido por todos los presentes.

A San Benito se atribuye la producción de variados hechos parapsicológicos. Fue el fundador de la Orden de los Benedictinos y creador de la regla que aún hoy rige la vida monástica. San Mauro (m.584) siguiendo las indicaciones de Benito, para salvar a un niño que se ahogaba, repite "milagro" de Jesús, caminando sobre las aguas de un lago en presencia de numerosos testigos.

Los parapsicólogos conocemos hoy que se trata de la especial capacidad de levitación: posibilidad de trasladar el cuerpo sin necesidad de apoyo físico perceptible. De San José de Cupertino (1602/1663) están comprobados reiterados casos de levitación atestiguados por gran número de observadores. En una oportunidad por el mismo Papa.

Fue común que, sumido en éxtasis místico, José permaneciera suspendido en el aire por lapsos prolongados. Enterado de éstos y otros asombros, el pueblo comenzó a atribuirle, ya en vida, la condición de ser milagroso. Llevado ante el Tribunal del Santo Oficio, con sede en Nápoles, los inquisidores tras examinarlo por dos semanas, decidieron que no había en él algo censurable. Los últimos años de su vida permaneció retirado, falleciendo el 18 de septiembre de 1663, tal como ‚él mismo había predicho.

Santa Catalina de Alejandría, a los 18 años de edad, fue condenada a muerte en el 310 por el emperador Majencio. Sometida a la tortura de la rueda de cuchillas, tuvo lugar un suceso parapsicológico de naturaleza psikinética. Esto es, la acción de la función parapsicológica en el mundo exterior, provocando cambios sobre objetos físicos. Ocurrió que las filosas hojas de metal, sin que fuerza visible alguna actuara sobre ellas, quedaron reducidas a añicos cuando estaban a punto de tocar el cuerpo de la muchacha.

San Alfonso de Ligorio (1696-1787) produjo el hecho, seguramente, mejor comprobado de bilocación que encontramos en el santoral. Llamamos así a la capacidad por la cual la misma persona puede encontrarse en dos lugares a un mismo tiempo.

Ocurrió cuando fray Alfonso, después de dar una misa, cayó en un intenso estado cataléptico que duró varios días. Por un lado, su cuerpo permanecía inmóvil, a la vista de sus compañeros. Por otro, asistía en su agonía al Papa Clemente XIII, por quien profesaba un especial afecto. Las crónicas precisan, más allá de toda duda razonable, que Alfonso estuvo al lado de Clemente XIII, en su lecho de muerte, cuidándolo y tomándolo de las manos, desde un par de jornadas antes del momento de fallecer Su Santidad. Sin embargo, durante todo ese tiempo los monjes del apartado monasterio comprobaron que su cuerpo seguía silencioso, arrodillado, apenas respirando, en el mismo sitio de la capilla.

El jesuita San Francisco Jerónimo (1642-1716) tuvo el don de la profecía; o sea, era precognitivo. La precognición es el fenómeno parapsicológico extrasensorial por el cual una persona es capaz de adelantar hechos futuros que no pueden ser conocidos por deducción, razonamiento o inferencia lógica. Así ocurrió cuando Francisco Jerónimo bendijo al entonces fray Alfonso de Ligorio mientras le predecía que viviría noventa años y que haría un gran bien a la Iglesia. Ambos hechos, en efecto, se cumplieron.

Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social y presidente de la Asociación Argentina de Parapsicología. www.antoniolasheras.com

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