Sucesos en el Valle de Elqui, en Chile, lugar que es visitado por miles de personas y que posee un vínculo particular con El Tibet

Aunque para muchos suene una locura relacionar dos zonas del mundo distantes miles de kilómetros, son miles las personas que cada año visitan el Valle del Elqui motivadas por este vínculo mágico y energético que se encuentra en consonancia con El Tibet. Esa pequeña localidad chilena se hizo popular hace unos años por la salida al mercado de un pisco (aguardiente de uva) llamado Los Artesanos del Cochiguaz, lo que colocó en el inconsciente de los chilenos este vocablo quechua que significa "casa de chanchos". Se llega a ella por una vieja señal caminera que indica el inicio de un camino de tierra que conduce a Cochiguaz. En ese lugar, rodeado de cerros y a 1.500 metros sobre el nivel del mar, el misticismo, la energía y la tranquilidad se respiran en el ambiente. Sin ruido de ciudad, solo se percibe el sonido que produce el viento. La cercanía de los altos cerros circundantes llega a intimidar. Son muchos los mitos que circulan en esta zona, pero sin duda el más llamativo es aquel que habla de monjes tibetanos budistas que se internaron en las cercanías y nunca más volvieron. Es que según las mediciones geográficas, Cochiguaz y El Tibet se encuentran en las antípodas, es decir en línea recta atravesando el centro del planeta, por lo que no se descarta la presencia de un portal que pueda conectar los dos lugares energéticos.

Marcelo Berenguer es propietario de uno de los centros espirituales que perciben la energía del lugar y que se complementa con un observatorio natural de estrellas. Berenguer llegó a la zona hace varios años y es uno de los habitantes más conocidos de Cochiguaz y uno de los principales promotores de la zona como centro de sanación espiritual. "Este es un punto que tiene mucha emisión de unidades electromagnéticas y que fue descubierto en 1969 por los astronautas que fueron a la Luna. Desde allá sacaban fotos hacia la Tierra con diferentes filtros y en varias fotos este punto salía como luminoso", comentó Berenguer en una entrevista periodística. Recordó que "cuando vino el Dalai Lama, hace unos años, él usaba un medallón negro con bronce que tenía tres rayas: el Ecuador al medio, arriba había una raya que decía 30, el paralelo 30 latitud norte con un cuadradito que decía Tibet, Lhasa, y abajo había otra raya con el paralelo 30 latitud sur que decía Chile, Elqui".


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