La berenjena es una verdura al alcance de la mano y de los bolsillos. Es muy sabrosa y con múltiples propiedades beneficiosas para la salud. Si bien originaria de Asia, es muy popular también en la cocina mediterránea, razón por la que la heredamos en las mesas argentinas de todos los días.
Puede ser consumida en distintas preparaciones, aunque se asegura que debe comerse cocida, ya que contiene solanina, una sustancia tóxica que puede producir trastornos digestivos y dolor de cabeza, pero que se elimina mediante la cocción.
La berenjena contiene tres propiedades muy importantes: es antioxidante, ya que por sus componentes, mejora la actividad celular; es diurética, contiene gran cantidad de agua y así, estimula la actividad renal, y es depurativa gracias a la cantidad de fibra que aporta. Posee muy pocas calorías, unas 17 calorías cada 100 gramos, gracias a su elevado contenido de agua, por lo que es un vegetal ideal para incluir en cualquier dieta para controlar el peso, por la misma razón es un buen diurético natural.
La berenjena también tiene propiedades antioxidantes, ya que contiene vitamina E, antocianina, un antioxidante que se encuentra en la piel de la berenjena y protege al organismo de algunos tipos de cáncer y enfermedades cardíacas. Además, contiene un alto contenido de potasio, importante para el sistema nervioso y cardiovascular. Por su parte, la fibra de la berenjena ayuda al funcionamiento de los intestinos y, por lo tanto, colabora con la depuración del organismo. Esta última ventaja, ayuda a bajar los niveles de azúcar en sangre, necesario para las personas con diabetes; favorece la eliminación del colesterol, ya que absorbe las grasas de los alimentos que se comen con ella y que circulan por el intestino.
La berenjena es rica en magnesio, y aporta una buena cantidad de hierro, una berenjena grande puede aportar hasta el 15 por ciento de la cantidad que se recomienda consumir diariamente, y aporta un alto contenido de ácido fólico. Su pulpa machacada o el aceite de berenjenas, posee propiedades curativas y balsámicas para calmar el dolor causado por enfermedades reumáticas.
Contiene vitamina A, B1, B2, C y E; minerales como el potasio, calcio, magnesio, hierro y fósforo, además de algunos otros componentes como el ácido fólico, fibra y carbohidratos. En la piel de las berenjenas se han identificado flavonoides, pigmentos que le confieren el color violáceo, también con propiedades antioxidantes, por lo que se recomienda comerla sin pelar. Estos flavonoides ayudan a disminuir los niveles de colesterol. Es sabido también que las sustancias que le aportan el sabor amargo son responsables del efecto depurativo, es decir, que estimula el buen funcionamiento del hígado y facilita el trabajo de la vesícula biliar, favoreciendo así, la digestión de las grasas.