Criado en una típica familia italiana, Mauricio Asta siempre tuvo en claro que le gustaba cocinar. Desde chico solía ver a su madre y a su padre cultivar en la huerta y elaborar artesanalmente licores, pastas y salsa de tomates.
De joven estudió psicología, trabajó en un correo privado, en una casa deportiva y hasta en una aseguradora de buques. Pero siempre supo que lo suyo estaba en otro lado, muy lejos de lo que estaba haciendo en ese momento.
Fue entonces que dejó la carrera y decidió realizar lo que verdaderamente le apasionaba. "Justo fue en un momento de crisis personal y de ahí siempre salís apelando a lo auténtico tuyo, a lo más genuino. Sabía que lo que yo quería hacer era algo más creativo, más manual, más estético y lúdico, más que intelectual y terapéutico", contó a DIARIO POPULAR el pastelero, conocido por sus programas en FoxLife –ex Utilísima- y por sus libros sobre cocina.
Afirma que lo dulce y las dietas no van de la mano y que la función de su arte es el disfrute, el mimo y la delicadeza. "Esta nueva moda entre lo flaco, lo sin harina, sin azúcar, entre lo vegano y entre la mar en coche va en oposición a lo que yo quiero hacer. A la pasteleríano se le puede pedir que sea todo lo que digo y que no engorde. Si no querés engordar, comé menos, o comé una fruta, pero no me pidas a mí que haga algo que no es parte de mi trabajo, de mi capacitación, de mi amor por la cocina", afirma.
Es cultor de la sofisticación, aunque no reniega de lo simple, y se siente más identificado con lo moderno, pero reconoce que actualmente se siguen usando las texturas tradicionales.
Alejado de la televisión, no descarta volver a la pantalla chica aunque le gustaría retornar a los programas en donde se enseñaba cocina, paso a paso. "Los realities me parecen divertidos pero no me siento muy cómodo en el rol de tirano, diciendo que lo que hiciste está horrendo o que en la edición quede como agresivo", subraya, y explica: "Los nuevos proyectos tienen que ver con hacer micros, dar un tip, un secreto, una parte de la preparación y eso se requiere porque los tiempos que están en la pantalla son muy rápidos. En donde no podés hacer la receta entera, pero te explico cómo derretir el chocolate, como ponerle la crema arriba del cupcake. Son como segmentitos".
Pero su agenda no termina ahí. Entre macarrones y cupcakes, él se hace un tiempo para desarrollar su hobby, el canto, y para estudiar Counseling, profesión que tiene un importante uso de recursos provenientes de la Psicología Humanista.
Promediando la tarde y al terminar la entrevista, Mauricio vuelve a la cocina. Se impregna de los aromas y texturas; supervisa; está atento a que todo salga con un estándar de calidad y decoración.
En su mesada sólo imperan decenas de macarrons, de distintos colores y sabores, pero tan visualmente atractivos que es imposible no dejar de mirarlos.
Vestido con un delantal que lleva su nombre, regresa al "detrás de escena" de su pastelería, tanto o más prolijo que el de su mostrador, y comienza a rodearse del calor de los hornos y del ruido de las batidoras y heladeras. Un mundo que él conoce muy bien y que representa más que un lugar de trabajo, un estilo de vida.