NARDA LEPES
Narda Lepes regresó a la pantalla de Utilísima con la segunda temporada de su programa Lo de Narda -domingos a las 21-, donde además de estrenar nueva casa, recibe más invitados que llevan a su cocina todo el sabor de las gastronomías del mundo. Se destaca también la improvisación, ya que ningún plato está preparado de antemano.
Todo se cocina en el momento, hecho que no suele verse en los programas habituales de cocina. “Muchas de las cosas son pruebas de recetas y las vamos probando casi con el público. Ese vértigo me gustaría que lo sienta la gente desde su casa”, dice Narda, autora además de las recetas que se incluyen en esta nota.
Todo se cocina en el momento, hecho que no suele verse en los programas habituales de cocina. “Muchas de las cosas son pruebas de recetas y las vamos probando casi con el público. Ese vértigo me gustaría que lo sienta la gente desde su casa”, dice Narda, autora además de las recetas que se incluyen en esta nota.
¿Cuál es el cambio más marcado entre la temporada anterior y ésta?
-El cambio más marcado es estético. Es mucho más claro todo porque ponemos mucho más contenido. Entonces, al poner más recetas, más cantidad de notas, tenía que ser mucho más calma la estética. Después, sigo siendo yo como soy y los invitados son cocineros con los que quiero compartir un rato y mostrar lo que hacen.
¿Este programa tiene que ver con una nueva etapa en tu vida, que tiene que ver quizás con tu maternidad? Antes se te veía más recorriendo el mundo y ahora estás como anfitriona en un ambiente relajado e íntimo...
-No, la verdad es que vamos a seguir viajando. Digo “vamos” porque ahora somos un poco más, sólo que estamos esperando que el bebé crezca un poquito más. Pero sí, capaz que sea otra etapa de mi vida porque ahora puedo tener el tiempo y la producción como para poder hacer un programa con una calidad de imagen mucho más cuidada. Los programas duran 23 minutos y nosotros tardamos casi todo el día en hacerlos. Eso por un lado. Y después, sí vamos a seguir viajando pero necesito que la beba deje de tomar la teta un poco para poder dejarla cuando yo salgo a hacer notas por los mercados y que ella no tenga que venir.
¿Cómo nació tu pasión por la cocina?
-En mi familia todos cocinan. Mi mamá cocinaba muy rico, mi papá cocina espectacular, mis tías son increíbles, mis primas cocinan, todos cocinamos. Comemos rico. Y cuando era chica me pasó que cuando empecé a ir a comer a la casa de compañeros del colegio, me di cuenta de que toda la cocina del mundo no era rica, que había madres que cocinaban cosas horribles, y le decían a mi mamá: “La nena no come nada”. Y mi mamá les decía: “Se come todo, ¿cómo que no come nada?”. Claro, no me gustaba lo que estaba comiendo. Entonces ahí empecé a mirar un poco cómo se hacían las cosas y por qué había comida rica y comida fea.
-El cambio más marcado es estético. Es mucho más claro todo porque ponemos mucho más contenido. Entonces, al poner más recetas, más cantidad de notas, tenía que ser mucho más calma la estética. Después, sigo siendo yo como soy y los invitados son cocineros con los que quiero compartir un rato y mostrar lo que hacen.
¿Este programa tiene que ver con una nueva etapa en tu vida, que tiene que ver quizás con tu maternidad? Antes se te veía más recorriendo el mundo y ahora estás como anfitriona en un ambiente relajado e íntimo...
-No, la verdad es que vamos a seguir viajando. Digo “vamos” porque ahora somos un poco más, sólo que estamos esperando que el bebé crezca un poquito más. Pero sí, capaz que sea otra etapa de mi vida porque ahora puedo tener el tiempo y la producción como para poder hacer un programa con una calidad de imagen mucho más cuidada. Los programas duran 23 minutos y nosotros tardamos casi todo el día en hacerlos. Eso por un lado. Y después, sí vamos a seguir viajando pero necesito que la beba deje de tomar la teta un poco para poder dejarla cuando yo salgo a hacer notas por los mercados y que ella no tenga que venir.
¿Cómo nació tu pasión por la cocina?
-En mi familia todos cocinan. Mi mamá cocinaba muy rico, mi papá cocina espectacular, mis tías son increíbles, mis primas cocinan, todos cocinamos. Comemos rico. Y cuando era chica me pasó que cuando empecé a ir a comer a la casa de compañeros del colegio, me di cuenta de que toda la cocina del mundo no era rica, que había madres que cocinaban cosas horribles, y le decían a mi mamá: “La nena no come nada”. Y mi mamá les decía: “Se come todo, ¿cómo que no come nada?”. Claro, no me gustaba lo que estaba comiendo. Entonces ahí empecé a mirar un poco cómo se hacían las cosas y por qué había comida rica y comida fea.
las más leídas
