Con Areán se fue un apasionado del fútbol y la docencia

En uno de esos golpes súbitos y dolorosos, a los 69 años y a causa de un aneurisma, el mundo del fútbol perdió ayer con la muerte de Fernando Areán a uno de sus carasucias y a un docente sensible y apasionado. El Nano irrumpió temprano en el fútbol y lo hizo como uno de esos cinco atrevidos que llegaros precoces y juntos a la primera de San Lorenzo para inmortalizarse desde lo deportivo como los Carasucias que entusiasmaban a los habitués del Gasómetro. La delantera de los Carasucias de 1964 estuvo conformada por además por Narciso Horacio Doval (murió por un paro cardíaco en 1991), Roberto Telch, Héctor Veira y Victorio Casá. Como futbolista Areán fue un nueve que se tiraba atrás para contribuir a la organización del juego, como si se tratara de un anticipo del director técnico en el que con el tiempo se convirtió. En el Ciclón debutó el 26 de julio del ‘64, jugó 45 partidos y convirtió diez goles. Más allá de su corto paso por Boedo como jugador, se lo vincula con San Lorenzo por ese quinteto de chicos atrevidos y porque fue entrenador en 1991 y ‘92 y en el momento de su muerte se desempeñaba como caza talentos. Antes de cambiar de rol, Areán también militó en Banfield, Millonarios, Cúcuta (estos dos de Colombia), Valencia de Venezuela y Comunicaciones. Como ayudante de campo fue colaborador de Héctor Veira (en San Lorenzo y River). Más adelante, y además del Ciclón, trabajó también como DT en Argentinos Juniors, Belgrano, Talleres de Córdoba, Deportivo Español, San Martín de Tucumán, Chaco For Ever y Racing de Córdoba. En los últimos años de su vida también sobresalió como profesor de fútbol. Pero Fernando Areán murió como un caza talentos para San Lorenzo, tal vez buscando nuevos carasucias.