Sectores del ambiente que se reivindican como influyentes, de máxima quieren desplazar de la AFA a su presidente Claudio Tapia. Esos mismos sectores también quieren que Lionel Scaloni y el Flaco Menotti se queden definitivamente afuera de la Selección.
¿Cuáles serían los reemplazos ideales que intérpretes de ese ambiente fogonean con una perseverancia notable que hoy calificaría como un lobby hecho y derecho? El actual titular de River, Rodolfo D´Onofrio en lugar de Tapia y el entrenador Marcelo Gallardo por Scaloni. La función de Menotti como Director de selecciones nacionales, en esa esfera no tiene por ahora un elegido, aunque sí un candidato autoproclamado como Oscar Ruggeri. Eso sí: a Menotti, elegido por Tapia, lo quieren ver en cualquier lugar menos cerca del predio de AFA.
Sin embargo esta dinámica de cambios fulminantes entró en zona de altísima complejidad para su realización a partir de la buena respuesta que ofreció la Selección en la Copa América. Con la eliminación en primera ronda como se anunciaba después de la derrota por 2-0 frente a Colombia y el empate 1-1 ante Paraguay, la mesa parecía servida para encender el fuego ante una catástrofe futbolística.
Pero la catástrofe deseada no ocurrió. No quedó la Selección eliminada después de los tres primeros partidos. Le ganó a Qatar 2-0 jugando aceptable. Venció 2-0 en cuartos a Venezuela jugando un escalón por arriba de lo aceptable. Cayó 2-0 contra Brasil en semifinales jugando bien, bajo un bochornoso arbitraje del ecuatoriano Roddy Zambrano, en sintonía directa con el cambalache del VAR. Y derrotó 2-1 a Chile por el tercer puesto, también jugando bien, padeciendo la injusta expulsión de Messi por parte del paraguayo Marío Díaz de Vivar, también bancado por un VAR despojado de cordura, sentido común y estricta justicia deportiva, lo que terminó desatando la bronca contenida de Messi, firme y seguro en sus declaraciones.
La operación en marcha de volar de AFA a Tapia (tiene mandato hasta fines de marzo de 2021), Scaloni y Menotti, quedó entonces en stand by a partir del crecimiento evidente individual y colectivo que fue expresando la Selección durante el desarrollo de una Copa América bastardeada por la organización desde el arranque hasta el final.
La prepotencia de este hecho consumado (la respuesta inequívocamente buena que ofreció la Selección) no desalentó aunque le quitó temperatura y consistencia al lobby que ya se había instalado con repercusiones aseguradas. No fue casual, ingenuo o anecdótico que D´Onofrio (hijo de Raúl D´Onofrio, interventor de AFA durante la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse en el periodo 1971-1973), opinara hace un par de semanas que Gallardo “no sería técnico de la Selección en estas condiciones y en estas circunstancias”.
¿Gallardo precisa que hablen por él porque tiene problemas para manifestarse? ¿Qué decidan por él? ¿Qué le pongan palabras en la boca como si fuera un émulo de Chirolita? ¿A qué tipo de “condiciones y “circunstancias” se refería D´Onofrio? ¿A la presencia como titular de AFA de Tapia? Si D´Onofrio fuera el día de mañana presidente de AFA, ¿Gallardo accedería a ser el técnico de la Selección? Parece que sí. Si no está D´Onofrio, parece que no.
La movida claramente desestabilizadora se desinfló porque la Selección regresó de Brasil sin estruendos negativos. Sin clima de desastre. Sin el fracaso que era funcional a provocar cambios radicales. O a intentar provocarlos con los malos resultados en la mano.
La foto de Tapia junto a Messi y Scaloni sonriendo, reproducida en todos los medios luego del 2-1 a Chile, fue otro mazazo a la ilusión de correr de la cancha a Tapia y Scaloni. Y entonces como represalia o consecuencia de la frustración, se le baja el precio a todo: al equipo que logró perfilar la Selección en Brasil, a la labor productiva de Scaloni a pesar de sus errores y a Tapia, encontrándole fallas, desaciertos, claudicaciones y agachadas hasta cuando dice buenos días.
El teatro de operaciones que busca consagrar a D´Onofrio como un líder natural que en AFA pondría todo en orden y la haría funcionar de maravillas, con Gallardo entrenando a la Selección, continuará funcionando esperando los tiempos y espacios oportunos.
Y los lobbystas que están en todas partes y en todas las áreas, no descansarán. Claro que no les salió todo redondo: la Selección encontró a un Messi muy próximo a Tapia y Scaloni y recuperó su autoestima en Brasil. Y mal que les pese a unos cuantos, su cosecha fue buena. No extraordinaria, pero buena. No es poco.
comentar