Boxeadora amateur, ex Selección Nacional, se va del país por falta de apoyo y de un proyecto serio. De adolescente cayó en las drogas, se rehízo, y encontró en el boxeo un salvoconducto, pero no tiene cómo demostrar sus condiciones. Tiene ideas, cuestionamientos, y sobre todo, propuestas. Conviene leerlas.

Una lástima. Una historia que no nos podemos dar el lujo de ignorar, menos en el momento tan crítico por el que atraviesa el boxeo argentino en general, especialmente, el amateur.

Amalia Mazzarello es una boxeadora amateur de 27 años, nacida en La Plata el 7 de setiembre del 91. Pero harta de manoseos y desatenciones, hizo las valijas y en un par de meses se fue a entrenar a Munich, con la posibilidad de quedarse radicada allí y representar a la selección alemana, por una invitación que le cursaron.

Tuvo un fugaz paso por la Selección Nacional Femenina de Mayores, y con apenas 3 años de carrera –comenzó en 2015- ganó el Nacional 2018 de Alta Gracia (Córdoba), el Regional I y II de Mayores, la Liga Metropolitana y el Jorge Newbery, al punto de mantenerse invicta en 20-0-0, condición que perdió este año en la 1ª rueda del Regional en la FAB, en la única pelea que hubiere efectuado en la presente temporada. Hoy lleva 2 en 6 meses.

Como si fuera poco, fue vencedora en los 51 kg –su categoría- de Clara Lescurat, hasta entonces la representante de la Selección Argentina en ese peso. Allí comenzaron los conflictos.

Es que Mazzarello entró al equipo con la promesa de viajar a un Campo de Entrenamiento en Italia, y según su rendimiento iría al Continental de Venezuela que comenzaba apenas 4 días después, pero ninguna de las dos cosas sucedieron y al final terminó viajando a Venezuela Lescurat en 54, y nadie en 51.

Amalia Mazzarello

Estos son algunos de sus reclamos:

“Entreno todos los días doble turno, me levanto a las 5 de la mañana, vuelvo a casa a las 23:00 después de salir del gimnasio. Demasiado para hacer sólo 2 peleas en el año de las 10 que tuve programadas y se cayeron. Es una bestialidad mi entrenamiento para tan poca competencia. Te sentís un tarado entrenando para nada. Y no hay indicios de que la cosa vaya a cambiar.”

“Trabajo, alquilo, estudio, pago mis cuentas. Muchas veces los técnicos no quieren cruzar a sus pupilas por miedo, el estado de incertidumbre por momentos aterra, y no es fácil hablar. Hacés lo que hacen muchos para estudiar y dedicarse a lo que les gusta, con la diferencia que una carrera de grado es respetada, pero nosotros, los deportistas amateurs, estamos sostenidos por nuestro afecto y amor propio. No hay un sistema que nos otorgue oportunidades equitativas y justas para poder explotar nuestro potencial”.

“La FAB sólo organiza 1 evento al año que es el Regional y Torneo Nacional, y es el único logro visible que podes llegar a tener, ya que no existe un ranking. Por ende, todo tu año como boxeador amateur se reduce a que te vaya bien en una pelea. Si perdiste, estás al horno. Dependés de pescar fechas en alguna Liga y más vale que tu DT se lleve bien con el organizador, porque de lo contrario no te invita”.

“Llegan momentos en que te sentís invisible y decís: ¿para qué invertir tanto tiempo y dinero si las oportunidades son tan escasas y el sentido de mérito es inexistente?”

“Cuando practico este deporte me siento libre, me siento bien, me divierte, supero al miedo, y me siento buena boxeadora. Hacer deporte es dignificarlo, quiero que las cosas mejoren, por eso deseo ayudar, porque el deporte es una herramienta social por excelencia”.

“Para eso hay que entender lo que pasa por la mente del deportista, pero no existe el diálogo entre quienes nos representan y nosotros, la materia prima. No soy la única que quiere cambios, pero existe un temor siempre presente entre boxeadores y técnicos de que si hablás podes empezar a tener resultados adversos arriba del ring. ¿Quejarse y no hacer nada? Prefiero hablar, porque lo hago con respeto y sentido cooperativo”.

“Decidí irme a Alemania, después de que me contactaran por Instagram. Son 3 meses para competir con licencia alemana en Ligas regionales. Es un mimo a todo lo que conté anteriormente. Me sirve de experiencia, me sirve para poder ver cómo funcionan las cosas fuera de nuestro país, ver en qué condiciones entrenan los boxeadores y cómo son los sistemas de competencias”.

“Suspiro cuando pienso en el Mundial de octubre, sabiendo que el puesto de los 51 kg todavía está vacante, pero más batalla de la que di hasta hoy, no puedo. Hay cosas que están fuera de nuestro control. Tal vez en algún momento el camino se ilumine y decidan realizar competencias justas, transparentes, y clasificatorias para el equipo nacional, como sucede en el resto del mundo. Me gusta pensar que voy a llegar a los Juegos Olímpicos, es el deseo más grande de mi vida”.

Amalia Mazzarello

Mazzarello estudió cine en la UNLP. Música. Fitoterapia (flores medicinales). Trabaja actualmente en la Lotería de la Provincia de Buenos Aires como veedora de Hipódromos. Desde los 3 años comenzó a practicar gimnasia artística hasta los 13, y luego atletismo y handball.

A los 23 años conoció al boxeador Tomás “La Cobra” Reynoso y Leo Barceló, y comenzó a practicar boxeo en el Almagro Boxing Club, pero al tiempo se fue con el DT Andrés Puente al club Leopardi. Así superó de un día para el otro las adicciones en las que había caído, en un renacer súbito, donde el boxeo tuvo un papel crucial.

“En mi adolescencia me cambiaron de colegio –al Normal 1 Mary O’Graham- y allí mis compañeras, todas más grandes que yo, desde el primer momento me la tenían jurada. Era la ley de la selva. Yo era muy tímida e introvertida, rubiecita, ojitos claros, y sufrí una especie de bullying. Mi padre se fue de casa cuando yo tenía 1 año, y mi madre con dos trabajos nos crió como pudo a mi hermana y a mí. Endurecí, forjé una coraza, pero dejé de hacer deportes y comencé a consumir todo tipo de drogas para aislarme. A los 23 toqué fondo y dejé todo, cigarrillo incluido. Me rapé y formé a una nueva Amalia”.

-¿Qué es ahora lo que te lleva a irte del país y seguir tu carrera en Alemania?

- Todo empezó con el llamado a la Selección Argentina. Pensé que obtendría el puesto que había quedado vacante porque la titular se había dado de baja. Pero no se dio y fue una gran desilusión, más que nada por cómo se manejó la cosa. Me hicieron concentrar en el CeNARD y cuando le preguntaba al DT principal (NdeR: el cubano Yusmanis Despaigne) si iba a viajar al Continental o no, me contestaba con evasivas.

- ¿Qué es lo que sentís se manejó mal?

- Yo necesitaba una constancia para justificar en mi trabajo que me quedaba concentrada allí, y pedí varias veces una nota firmada para solicitar una licencia, pero jamás me la hicieron. Al final me dijeron que no viajaría. Mi rol era hacer de sparring. Prefirieron no llevar a nadie en 51 y sí a Lescurat en 54, que no era su peso. Me pareció insólito porque en ese torneo no iba a haber potencias como USA, y no venía mal probar a otras para ampliar la base. Pero según ellos, yo no tenía experiencia.

- Así seguirías sin experiencia.

- Tal cual. Sin embargo les gané a chicas de 30 ó 40 peleas teniendo yo apenas 5. ¿Importa realmente el número? Ahí decidí dejar de ir a los entrenamientos del seleccionado, pero dejé en claro que mi sueño era poder formar parte de él en los 51 kg. Para eso sigo entrenando al máximo, tanto que hasta se me retira el período. Se llama amenorrea. Hace 1 año que no me viene. Es común porque entrenamos por debajo de nuestro peso ideal, sin reservas de grasas, y sin mucho control médico, porque todos te dicen que hay que llegar a un peso, pero no te dicen mucho cómo. Y no todo el mundo tiene acceso a un nutricionista. Sí te dicen -como si fuera natural- que en el futuro eso trae problemas en los riñones. Y uno se queda pensando… Yo no quiero tener problemas de riñones.

- ¿Y qué proponés como para mejorar este panorama?

- Más allá de lo referente al trato, a la comunicación, a la atención de la salud médica y alimenticia que merece cualquier plantel deportivo de alta competencia –que no debe ser solamente cuando recibís un golpe-, lo que yo propongo es confeccionar un ránking mensual, con competencias en Ligas. Que dependan de la FAB pero que se automanejen, con ránkings propios por puntos, con campeones, y cruces entre ellas. Que la selección de valores no sea a ojo, y que todos estén en constante prueba, defendiendo su puesto. Las becas te achanchan, porque hace que uno especule. En todos los países del mundo que trabajan seriamente con el amateurismo hay ránkings amateurs, ¿por qué acá no?

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