El Canelo Álvarez no iba por el título supermediano AMB -que ganó-, sino por otra conquista mayor: el mercado cibernético

No nos engañemos, ni nos dejemos engañar. Los que ven boxeo a menudo saben cuándo un golpe posee el efecto como para derribar a un hombre, más si es boxeador y campeón. Y los que no, peor aún, porque suelen ser más exigentes a la hora de juzgar la veracidad de los hechos.

Los que ven boxeo, o cualquier deporte competitivo, saben además cómo son las reacciones y los gestos de todo aquel que quiere ganar, o que no quiere perder, o que acusa un impacto y el dolor de la derrota.

Y la risa –o sonrisa- suele usarse para minimizar efectos, esconderlos, desdramatizarlos, o para desanimar al rival. Pero siempre antes de que se produzca el desenlace –que en boxeo por lo general es una caída-, no después.

Pocas veces –por no decir nunca- se vio a un boxeador en el piso sonriendo, como hacía el inglés Michael Rocky Fielding el pasado sábado en el Madison Square Garden de Nueva York, cada vez que el Canelo Álvarez lo derribaba (fueron 4 veces en 3 rounds).

¿Qué le causaba gracia? ¿Por qué jamás se advirtió rebeldía deportiva en él, orgullo, coraje, aunque sea en una pequeña dosis?

Qué dudoso todo. Qué tristemente dudoso. Imposible boicotear nuestras mentes y querer convencerlas de algo cuando no cierra.

Ye de por sí llamó la atención que el Canelo volviera a subirse a un ring tan pronto, a sólo tres meses de su última batalla frente a GGG.

Y que lo hiciera asumiendo un supuesto riesgo, por un título mundial supermediano -es decir, la categoría inmediata superior a la suya-, contra el campeón reinante -el inglés Rocky Fielding-, que si bien no era un cuco en los papeles previos, era el flamante monarca de la AMB y había conquistado la corona por KOT 5 hace exactamente 5 meses.

¿Qué apuro había? ¿Con qué necesidad? Los campeones como el Canelo -más después de semejante duelo ante el kazajo- se toman su tiempo para reaparecer. Como mínimo 8 meses, tal como seguramente hará Golovkin.

¿Y si perdía? ¿Y si el desgaste físico y aspereza del combate ante GGG le pasaba factura, como muchos piensan –quizás equívocamente- que sucederá?

Había razones. A nadie escapa que el negocio más rentable del boxeo mundial actualmente es la tercera edición de la pelea ante GGG, que supuestamente será en mayo próximo, y que para el azteca será más redituable aún que las dos anteriores.

El Canelo acaba de firmar el contrato más millonario de la historia de los deportes, por 365 millones de dólares y 11 peleas en los próximos 5 años con la empresa DAZN, una plataforma de Streaming que se encargará de retransmitir sus combates en USA e Inglaterra, aprovechando además el cierre de HBO -quien transmitió 17 peleas del azteca- como pantalla boxística a partir de 2019.

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Las dudas del combate se disiparon de inmediato cuando la actitud del inglés fue la descripta. Fielding, de 31 años, más alto y largo, que apenas tenía 1 derrota y 27 triunfos, 15 por KO, salió entregado. Y cayó en cada uno de los rounds, dos veces en el 3º. Curioso.

Tal vez con miedo –palabra sacrílega en el boxeo para algunos-, o excesivo respeto, lo cierto es que su sonrisa amistosa se acentuaba cada vez que ponía voluntariamente rodilla en tierra.

Cada zurdazo en hook del Canelo a la parrilla costal derecha, o zona hepática, parecía tener premio, como si el británico la tuviera preconcebida de antemano, o como si la esperara. Tanto, que en la caída del 2º pareció hincarse mientras venía el golpe, cuando el “efecto hígado” es retardado. Y saca el aire. No da para sonrisas.

El protocolo del golpe al hígado provoca una caída que dura -en el 99 % de los casos- 10 segundos. A Fielding le duraba 6 ó 7 y se paraba. Extraño.

Casi todo el 3º round, incluyendo el derechazo en cross de la primera caída de ese asalto, y el hook zurdo final otra vez al hígado, dieron sensación de simulacro, siempre a juzgar por la actitud del inglés.

Una puesta en escena “con red”, obviamente, para que el negocio no solamente quede intacto, sino para que además se potencie la imagen del mexicano de cara a su hiper comercialización. (Dicen que ya le habría ofrecido la revancha a Floyd Mayweather, aunque no se sabe en qué peso).

Tres coronas en distintos pesos (superwelter, mediano y supermediano), más un KO de los que hace mucho no obtenía, son una buena carta de presentación para encarar esta nueva etapa de seducción, con proyección ilimitada.

Casualmente esta empresa DAZN, una especie de Netflix deportiva –aunque con muchos contenidos en vivo además de archivos y on demand-, creada hace apenas 3 años, también es británica como el rival del Canelo, que fue parte de su desembarco boxístico. Y busca además de captar clientes en USA e Inglaterra -donde opera por ahora junto a algunos otros países como España, Canadá, Brasil, Japón, Italia, Austria, Suiza y Alemania-, irse expandiendo hasta abarcar el mundo.

Entonces llegará el día en que el boxeo se mire solamente por Streaming (internet), y éste fue el puntapié inicial. Por lo tanto el producto debe ser más bien corto, con impacto, ágil, entretenido, tal como manda el formato de Internet, si no la gente se va, o se cansa.

No fue casual que en este nivel de campeonato mundial haya habido 4 caídas en apenas 3 vueltas. Tampoco la sonrisa inmensa del perdedor, que sabiendo de antemano su destino, tal vez haya negociado la forma. La otra posibilidad es que fuera un paquete.

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