Inesperadamente, en este contexto inusual de pos cuarentena, los púgiles argentinos que están teniendo -o por tener- actividad son los ex Cóndores, es decir, la camada de Río ‘16.
Comenzó hace un par de semanas con Marcos Escudero, primer boxeador de estos lares en debutar tras la cuarentena –lo hizo en USA, perdiendo por KO 9 ante Joseph George-, que aunque no viajó a Río estuvo al borde, e hizo el proceso con el equipo. Y este sábado es el turno de Alberto Palmetta, quien será fondista de una velada a llevarse a cabo en Florida, que televisará en directo TyC Sports a partir de las 21:00.
Palmetta, 30 años y 14-1-0, 10 KO, enfrentará al yanqui Tre’Sean Wiggins, de la misma edad y 11-4-3, 6 KO, un típico probador de aquellas tierras, duro, pero que casi siempre que tuvo que enfrentar a un adversario de récord positivo, perdió o empató, salvo excepciones. Ojo, los empates a veces son victorias encubiertas allí, cuando se va de punto.
La pelea será por el título internacional welter de la AMB que se halla vacante, a 10 vueltas, bajo organización de nuestra conocida Christy Martin, la primera rival de la Tigresa Acuña. Y en esa misma velada actuará también el campeón argentino mediano, el bonaerense Francisco Torres (30 años y 14-3-0, 5 KO), a 8 vueltas, ante el también local Cleotis Pendarvis, un veterano de 34 años y 21-5-2, 9 KO.
Hasta aquí la info dura. Pero como se ve, se trata de compatriotas que están radicados en el exterior; hechos acá, pero “for export”. Lógico, de haber estado en Argentina no hubiesen podido combatir, por lo cual el contexto, sin querer los favorece. Pero no deja de mostrar una realidad que de alguna manera delinea el perfil de nuestro boxeo actual.
La camada de Río, que se formó y educó aquí, por la cual se invirtió dinero y esfuerzo, no se aprovechó adentro, como se debiera. Al menos en la mayoría de los casos. ¿Hacen bien o mal en irse los que se van?
El análisis va más allá de conveniencias personales, o de la del deporte autóctono en sí. La mirada es qué tan justo o injusto, beneficioso o perjudicial, es para nuestra infraestructura deportiva formar atletas que después se radican afuera, o dan sus frutos allá hasta que no puedan más. Y entonces vuelven para resarcir sus carreras acá.
Pero por otro, qué tan justo es querer retenerlos sin aprovecharlos lo suficientemente como para que les convenga quedarse.
Entonces: ¿invertir más para no perder la inversión hecha, u optar por resignar lo invertido ante la posibilidad de no recuperar nada y encima perder el doble?
La disyuntiva es la eterna encrucijada del azar que se presenta en el Casino, cuando a uno le va mal. ¿Quedarse apostando para recuperar todo a riesgo de perder el doble, o retirarse para perder lo menos posible?
Repasemos. De los ex Río ‘16, Alberto Melián también estuvo afuera en este último tiempo, al igual que Ignacio Perrín en su momento, aunque éste fugazmente (dos peleas en México, ambas ganadas, al comienzo de su carrera). Ambos volvieron. Perrín para hacer valer acá esos logros, pero Melián, que era el de más futuro por edad y nivel, lo hizo recién ahora con dos derrotas en 5 peleas, ambas en sus tres presentaciones finales, por lo cual Golden Boy lo dejó afuera de su plantel.
Ahora acá está libre, sin promotor. Perrín, por su parte, no pudo levantar cabeza siquiera en el país casi desde que retornó, y en su última parada hasta perdió por KOT 1.
Ronan Sánchez, el 64 kg, se quedó –lo maneja Mario Arano- y tiene apenas 4 peleas -todas ganadas, y todas de 2019 para acá-. Pero son apenas 4 peleas en 4 años, desde 2016.
Yamil Peralta está afectado nuevamente al equipo nacional amateur, porque será uno de los profesionales que apuntan a ir a los JJOO de Tokio 2021. En su categoría (un crucero cómodo, que quizás pueda dar mediopesado) afuera sería uno más, y acá no tiene rival. Pero a nivel olímpico siempre será un buen candidato.
Y Fernando Martínez y Leandro Blanc siguen acá, el primero (11-0-0, 7 KO) con proyección, porque fue de menor a mayor y en diciembre ganó un peleón afuera, aunque su categoría (supermosca) a nivel mundial es un conjuro infernal de figuras.
Y el segundo, con 3-0-0, 3 KO, perdió tiempo al igual que Ronan Sánchez, aunque tiene 27 años y está en una división como la minimosca -tal vez mínima-, más despoblada y accesible internacionalmente.
Todos ellos perdieron este año ya, sin comerla ni beberla. ¿Les hubiera convenido estar afuera con la chance de subirse a un ring, al menos?
Económicamente seguro, pero la duda es si subirse y perder afuera, o no subirse y esperar acá, para consolidarse deportivamente.
Palmetta y Torres, los protagonistas de este sábado, puede decirse que no van de punto, a juzgar por los rivales que enfrentan. Se diría hasta que son “el lado A”. No se les está regalando nada, ojo, tendrán que ganarse todo sobre el ring, ante otros que quieren reivindicarse contra ellos como locales, pero la idea es que demuestren y avancen a ver hasta dónde dan.
Si ganan, la gran jugada será advertir hasta cuándo es el momento de quedarse, o bien seguir apostando hasta rifar todo allí como le sucedió al 100 % de los que se fueron alguna vez: Oscar Ponce, Omar Weiss, Cachito Pérez, Guillermo Saputo, Javier Maciel, Jesús Cuellar, Néstor Paniagua, Héctor Saldivia, sólo por citar algunos casos, que se volvieron con una mano atrás y otra adelante y luego abandonaron, o no pudieron jamás restablecer sus carreras. Y ninguno vino con un título bajo el brazo.