Dicen que protege, pero tiene un carácter muy violento. Es Señor del Sol, pero sale por las noches de octubre y noviembre a recorrer
las tierras que “le pertenecen”
Este ser mítico procedente del litoral argentino es uno de los más curiosos, difundidos y temidos de esa región, especialmente -creen muchos- por su capacidad para enloquecer a las personas. Según afirman, no es malo, salvo que se metan con él o con los animales y plantas que cuida con recelo.
Su fama ha llegado a la pantalla grande en una película dirigida por Armando Bó y protagonizada por la icónica Isabel Sarli. El film, llamado Embrujada, tiene un guión muy extraño que involucra a una mujer insatisfecha, un marido homosexual e impotente y un bizarro monstruo de papel maché como protagonistas.
Fruto de la mitología guaraní, también se lo conoce como Pyragué (pies peludos), Karaí pyhare (Señor de la Noche) y Kuarahy jára (Dueño del Sol, tal como se lo conoce en el mito mbyá del Sur del Brasil).
Según explica Beta Vidal en su libro Cuentos y Leyendas Populares de la Argentina, el Pombero es el genio protector de los pájaros en la selva, que se presentaba a los niños cazadores como un hombre muy alto y delgado, pero las versiones modernas, en general, lo dan como a un hombre bajo y retacón que puede perjudicar, pero que puede hacerse amigo de los campesinos que le ofrecen tabaco y algún alimento, y en ese caso les hace grandes servicios.
No se meta con él
Cuentan que una vez el Pombero se enojó con un hachero de la provincia de Formosa: Marco Gavasa. Lo sacó del rancho con cama y todo durante la noche y lo dejó en medio del monte. Esto mismo se repitió durante varias noches, hasta que una vez lo golpeó y lo dejó paralítico. Marco Gavasa murió a los 86 años en el año 1972... Lo cierto es que Gavasa era real.
También ha sido herramienta persuasiva de las madres para evitar que sus hijos salgan a jugar después del mediodía, cuando el sol es muy dañino y corren el riesgo de insolarse.
Con el objetivo de mandarlos a dormir la siesta, las mamás les dicen a sus chicos que el Pombero quiere a los niños buenos y le pega a los malos, y hay que ir a la cama para no encontrarse con él.
Los mitos camperos señalan que por la noche, cuando uno le imita el grito o el silbido, éste contesta en forma enloquecedora. Y por lo que se vio hasta ahora, es imposible grabarlo...
Puede ser amigo o enemigo del hombre, según la conducta de éste. El hombre que quiera tener de aliado a este duende puede dejar ofrendas por la noche como tabaco, miel o caña (bebida alcohólica originaria de Paraguay o cachasa en Brasil). Generalmente, la gente del campo le pide favores como hacer crecer los cultivos en abundancia, cuidar de los animales de corral, etc. Pero después de pedirle un favor no deben olvidarse jamás de hacer la misma ofrenda todas las noches durante 30 días porque si lo olvidan, despertarán su furia haciendo innumerables maldades en aquel hogar.
Nunca debe pronunciarse su nombre en voz alta, hablar mal de él o silbar en horas de la noche, porque esto lo enoja. Puede vengarse molestando o ensañándose con esa persona. Se cuenta que un mero roce con sus manos peludas puede producir que la persona se torne zonza, muda o experimente temblores. Se dice que si se le imita el grito, el Pombero puede contestar de manera que haga perder la razón a quien lo imita. Por eso, y para no ofenderle, la gente prefiere nombrarlo en voz baja y se guarda de pronunciar su nombre en las reuniones nocturnas.
Muchos testigos del campo afirman, todavía en la actualidad, que lo han visto. Todos dicen que arroja piedras o haciéndose invisible para luego mover las ramas de los árboles, imitar voces de animales salvajes o aparecerse como un asno sin cabeza. Abre puertas y ventanas con violencia.
Los hombres de campo se enteran de su presencia porque se anuncia mediante un silbido agudo en medio de la callada noche y busca asustar a la gente piando como ciertas aves cuando cae el sol.
A medida que el mito se fue difundiendo, se le reconocieron al Pombero nuevas habilidades, como el poder de mimetizarse con facilidad o metamorfosearse en cualquier animal, imitar el canto de cualquier ave, hacerse invisible y la capacidad para deslizarse por cualquier ranura u orificio. También es descripto como un personaje travieso que desordena la casa, extravía los objetos, rompe o descompone los aparatos, dispersa a los animales, roba tabaco, miel, huevos o gallinas, desparrama el maíz, espanta a las aves de corral y abre las tranqueras dejando escapar al ganado, tira al jinete de su montura y asusta a la cabalgadura.
El semental paraguayo
Como bien afirma el Diccionario de Mitos y Leyendas del equipo NAyA, “en la sociedad paraguaya y guaraní el Pombero tiene una significación mayor: él es el responsable del nacimiento de los niños extramatrimoniales”.
El relato de cualquier paraguayo es que el Pombero llega de noche a la casa donde existen mujeres solas, y que si ellas no le dan un cigarrillo y un poco de vino, con sólo tocarles el vientre las embaraza. Es por eso que en una canción popular, como es María Va, se dice “Temor pombero, cual madre espero”. Obviamente, las mujeres que “quedaron embarazadas” por el Pombero, en realidad, han tenido relaciones extramatrimoniales con un hombre, pero para evitar las represalias de su marido, inventan que sufrieron la violación del ser mítico y a veces -dicen- los esposos les creen...