El cantautor, heredero de la Nueva Trova, abrió el primero de sus dos shows en Buenos Aires en la sala SHA
El trovador cubano Carlos Varela concretó anoche, en el marco de una
gira por la Argentina, su primer recital en solitario en Buenos Aires y
en el repaso por 30 años de trayectoria, mostró por qué su obra está
entre las más valiosas de la canción iberoamericana.
Ante un teatro SHA cubierto por un público que conocía de sus
habilidades para componer e interpretar, el artista, de 49 años, salió a
escena íntegramente vestido de negro y ataviado con unas gafas oscuras
para, desde atrás de su guitarra, entregar más de 120 minutos de
emociones intensas, lúcidas y bellas.
Acompañado por el joven pianista Aldo López y por el bajista Julio César
González, el habanero cumplió con el ritual de ir presentando cada una
de las canciones que poblaron un recorrido por su historia y que, en
buena parte, están presentes en el álbum “Grandes éxitos” recién
publicado en la Argentina.
“Muros” (popularizada por el español Miguel Bosé), “Como los peces”
(dedicada al guitarrista y compositor cubano Miguel Matamoros), “Blues
del boxeador” (de homenaje al boxeador Douglas Rodríguez que fue campeón
mundial de boxeo en 1974 y vivía en su misma cuadra pero que al
lesionarse las manos se dedicó a la bebida) y “Siete”, (de tributo a su
madre), abrieron un sentido paseo musical que sumó otras 11 estaciones.
En ese tránsito por piezas que bien podrían integrar una antología de la
Nueva Trova Cubana, movimiento que nació a fines de los 60 por impulso
de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola y Vicente Feliú y al que
Varela se integró en los 80 como parte de una nueva camada donde
también destacaron Santiago Feliú y Gerardo Alfonso, siguieron “Una
palabra” (tema central del filme “Hombre en llamas”, de Tony Scott) y
“Telón de fondo”.
A pedido de la audiencia y aunque, sorprendentemente, no forma parte de
la placa de hits, entonó “Memorias” que, dijo, “me dedico a mí y a mi
generación”.
Su versión de “Tan joven y tan viejo”, que compuso junto a Joaquín
Sabina y que es conocida en la voz del español, “Fotos de familia”,
“25.000 mentiras sobre la verdad” y “Habáname”, completaron el segmento
formal de la velada.
A la hora de los bises y además de otro imprescindible alegato
generacional como “Guillermo Tell”, Carlos se acordó de dos artistas
argentinos y entonó “No es el fin” a la memoria de Luis Alberto Spinetta
y “Como un ángel” para Gustavo Cerati.
En el marco de un tour que ya lo tuvo por Neuquén y Rosario, el creador
completará su demorado paso por la Argentina con presentaciones en
Córdoba (el jueves en el teatro cultura Cañada), regresará al SHA el
viernes 18 y se despedirá el domingo 20 en el Teatro de La Plata.
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