La actriz, luego de varios años dedicada a su familia, había vuelto a trabajar pero no en la pantalla chica, en donde acaba de concluir la miniserie "El mundo de Mateo". Dice que hay que adecuarse a los nuevos formatos.

Con los ocho episodios de El Mundo de Mateo, la miniserie policial centrada en la historia de un adolescente acusado de cometer un asesinato, en un pueblo pequeño a las afueras de la ciudad, Cecilia Dopazo, regresó a la pantalla chica con toda la fortaleza y la madurez de una mujer bien plantada, que resignifica con solvencia lo que pretende para su carrera.

Posiblemente el largo tiempo en que, por decisión propia, estuvo ausente de la TV, y sus 49 años de vida, potencien cada una de sus elecciones, como la que la convocó en torno a la trama protagonizada por Renato Quattordio, Fernán Mirás, Martina Gusmán y Luciano Cáceres encarnando a una madre que sufre por la condena social y la supuesta mente homicida de su hijo.

"Fue muy difícil hacer este personaje. Hay que meterse con un nivel de profundidad con las emociones y la tristeza, que no sabía si iba a poder llegar". "Mi personaje tiene que transitar lo peor que puede vivir un ser humano: que desaparezca un hijo. Y que, después, tenga el desenlace que tiene. Me gustó indagar y me quedé conforme con el resultado, pero fue muy fuerte", desliza sobre su rol en El Mundo de Mateo, la ficción que retrató diversos aspectos sobre la adolescencia y el bullying y develó oscuros secretos escondidos de las familias del pueblo en que se desarrollaba la trama. El bullyng ya lo trató en cine con Viaje Inesperado, de Juan José Jusid.

La actriz que completó una temporada con Gente Feliz, la pieza de José María Muscari que en agosto se dispone a salir de gira, Cecilia volvió a mancomunarse con la profesión que eligió desde muy chica y que, por un tiempo, relegó por abocarse a su familia. "Fue algo genuino. Hacía muchos años que trabajaba, desde los 18, y ya no me daba tanto placer. Quise poner la energía más en lo doméstico, en mis hijos; y también en lo personal, estudiando otras cosas. No quise repetir mi historia en la que he sufrido mucho porque mis padres trabajaban y me cuidaba otra persona. Pero ahora hace ya unos años que volví con muchas ganas", confía ante un panorama de inserción que en los últimos tiempos se ha transformado a pasos agigantados.

"No queda mucho más que aceptar el cambio de las nuevas formas de trabajo e ir por eso. Hay series que se están haciendo con mucho esfuerzo y, a la vez, con mucha calidad donde, quizá, no se notan los bajos recursos económicos. Hay que aceptarlo y, ojalá, este momento económico pase rápido y se pueda generar más de esto", señala con gesto esperanzador quien, tras varios años alejada de la profesión (mientras sus hijos asistían al jardín y la primaria), volvió al ruedo con la pieza Ocho Mujeres para luego formar parte de Falladas, ambas del mismo Muscari.

"Hacer esta miniserie sentía que era hacer el nuevo cine. Esto es lo que sé hacer, por suerte, y está bueno que sea así. Visto en plataformas termina siendo una película cortada en ocho capítulos, por ejemplo. Y, lo más probable, si te enganchás, es que te quedes hasta las tres de la mañana y la mires toda", sostiene en referencia a El Mundo de Mateo, emitda recientemente en la TV Pública.

"Son muy pocos los actores que deciden rechazar trabajos. Hay muy poco trabajo", dispara de inmediato la esposa del director Juan Taratuto, ante su otrora determinación de apartarse temporalmente del trabajo para priorizar su vida personal.

"La televisión ya está vetusta", dice categórica. "Es muy poquito lo que se hace. Son novelas turcas y panelistas comentando cosas. No hay ficción. Son pocos los actores que están trabajando en tele. Aparecen estas otras oportunidades muy interesantes. Esta época no son los noventa, cuando muchos actores podíamos elegir qué hacer. Esa es una postura bastante estúpida que no concuerda con la realidad", explica la blonda que se inició con el boom de finales de los 80 en la telecomedia infanto juvenil Clave de Sol, en la que se deslumbró con su compañerito Leo Sbaraglia, del que fue novia algunos años.

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