Celeste Cid, de tener novios músicos a querer “tocar y cantar”

"Nuestros horarios un poco se empatan (comienza diciendo sobre su hijo). Todos los días lo llevo al colegio a las ocho de la mañana y, de ahí, me voy a grabar. Y después sale a las cinco de la tarde y yo estoy terminando entre siete y siete y media. Y cuando llego a casa me aboco a él, a sus necesidades y acompañarlo en su estudio. Y una vez que se duerme, yo arranco a estudiar el guión para el día siguiente. Mi día termina un poco tarde pero lo vivo con alegría porque en este equipo de trabajo estamos todos al mismo nivel de compañerismo. Acá adentro te puedo asegurar que no hay divismos, todos estamos yendo para el mismo lado. He pasado por elencos donde eso sucede aunque no es lo más habitual. Voy a hacer una película con Leo Sbaraglia que se llama Los Inmortales (película de época que habla del tango y los amores de Buenos Aires). Si todo va bien se filmaría en abril. La dirige el primer director con el que hice algo en cine. Está bueno sentir que después de ocho años voy a volver a pasar por el mismo lugar", aseguró la mamita de André, una hermosura de diez años.

-En la ficción, la música del rock and roll es el eje conductor. ¿Qué ritmos te gusta escuchar a vos?

-Yo no puedo prescindir de la música. Es algo con lo que convivo. Me gusta oírla, probar aunque no me salga tocar algo. Estuve en un festival de cine en España y me traje un ukelele, instrumento de cuatro cuerdas. Justo ahora estoy buscando profe. Me doy un poco de maña y la virtualidad hace que puedas encontrar tutoriales en YouTube donde te enseñan a tocar canciones. ¿Y qué ritmos me gustan?

-Sí, sí, ¿cuáles?

-Voy pasando por épocas. Generalmente, elijo jazz y blues. Me gustan las mujeres que tocan y cantan, me parece muy poderoso. Me encantaría tocar y cantar. No sé si tengo el talento para hacerlo. No tengo la caradurez para mentir algo que no sé hacer. Creo que oído tengo. También, amo el tango.

-A tu hijo le encantan los instrumentos musicales, ¿no?

-Tanto mi casa como la de su papá están invadidas por instrumentos, entonces para él son como juguetes. Nunca lo vi con la inquietud de que sea algo más. Eso sí, ve una batería, va, se sienta y toca. Tiene 10 años y no pareciera ser su rumbo.