Mañana llegará a la pantalla gigante del cine, Sin hijos, la flamante comedia romántica protagonizada por Diego Peretti, quién en la misma semana también estrena obra de teatro, La chica del adiós, y ya viene de recrear el film Showroom que vio la luz hace apenas 15 días. Algo similar a un record nada despreciable para un actor como él que tiene bien en claro los vaivenes y sinsabores de la profesión que eligió. Situación que hasta el momento el hombre de En terapia, su último trabajo en televisión, ni siquiera rozó.
Convocado para diferentes proyectos, aunque aclare que el trabajo no llueve, la cuarta película de Ariel Winograd que en horas asomará en la palestra cinematográfica, lo ubica compartiendo el rol central nada menos que con la reconocida actriz española Maribel Verdú. "Es una buena comedia romántica y me encantó haberla transitado con Maribel. Estamos muy contentos todos. Salió la película que nosotros queríamos que salga", sostiene Peretti sobre Sin hijos, ficción en la que encarna a un padre obsesionado por el vínculo afectivo con su hija que cuando se enamora de una mujer que detesta a los chicos, no encuentra el modo de blanquear su paternidad.
"Guadalupe, mi hija en la historia, salió por casting. Es muy buena actriz, muy madura y una chiquilina con mucha avidez por aprender el oficio, por saber cómo se trabaja", comenta este intérprete de la pequeña Guadalupe Manent, quien con sólo 9 años incursionó en cine de manera madura y disciplinada.
"Fue una experiencia muy buena y resultó algo fácil trabajar con una niña", expresa con alivio. Diego reconoce que el conflicto relevante de la película que presenta no es común. Negar a los hijos por más enamorado que alguien se encuentre no resulta corriente. Pero en función del núcleo de lo que se cuenta, lo justifica.
"La película en eso es muy hábil y muy inteligente porque el personaje lo niega al principio en un momento de mucha pasión sabiendo que ella viene de una fiesta y se deja ver como una militante "no kids". Luego se sucede una situación en un restaurante donde él quiere y no puede y las cosas se van intrincando de manera tal que se hace difícil saber la verdad. Todo sucede de una manera tal que llega a decir la verdad en una situación ya imposible de negar", resume este psiquiatra devenido a actor por estos días alejado de la tevé.
"Yo no soy tan obsesivo con los hijos como el personaje", confiesa quién cobró notoriedad por sus inolvidables personajes en Poliladron y Los Simuladores. "En la primera etapa la película instala la relación del personaje con la hija un poco corrida de eje, está como demasiado acentuada, es lo único que vale. Y es ahí donde está un poquito la patología de él, por llamarlo de alguna manera, y es lo que desemboca luego en ocultarlo totalmente".
-¿Cuando recibís un libro en el que el personaje actúa de manera inversa a lo que lo harías en la vida real, tratás de lograr empatía o comprenderlo de todas formas?
-En el primer momento o la primera línea, cualquier actor cuando lee un libreto trata de saber si desde su punto de vista lo haría. No hay otro lugar de donde partir que el propio cuerpo. En este caso era complicado eso porque sinceramente es muy difícil que yo niegue a un hijo. Salvo que quiera tener una historia de sexo en esa noche y yo vea que la chica es media rara o que sepa que luego se va a España o donde sea. Después hay que remarla. Pero existen muchos padres que niegan, que se van lejos, que abandonan, que conforman una nueva pareja y no ven más a los hijos.
Eso yo no lo haría nunca. Jamás. Recurrente protagonista de directores de cine como Juan Taratuto, que a modo de fetiche lo convocó para cada uno de sus films, Diego Peretti, brilló en rodajes como Música en espera, Wakolda, No sos vos, soy yo, Qui én dice que es fácil, La reconstrucción, Papeles en el viento, entre tantísimos trabajos en el cine, construyendo, poco a poco, un afamado lugar en ese ámbito. ¿Qué verán "los otros" en su composición para tenerlo en cuenta de manera constante? La certera respuesta no la encuentra. "Cuando me convoca un director no le digo: "¿Qué me viste?".
He trabajado mucho con Juan (Taratuto), con Damián Szifrón también he trabajado, con Ariel (Winograd) me llevé muy bien, con Daniel Barone en televisión también trabajé bastante. Supongo que es lo que hace que un actor pueda ser llamado", intenta comprender.
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