El Negro Olmedo por Beatriz Salomón: "Va a ser eternamente amado"

Ahora estoy trabajando en Carlos Paz y la verdad no ando mucho por la calle, pero cuando estoy en Buenos Aires tomo mucho taxi y los tacheros siempre me dicen “la vi en el canal Volver con la película tal o con la repetición de No Toca Botón”. Alberto va a ser eternamente amado. Tenía una impronta inigualable.

En la televisión actual está muy de moda mostrar un poco el entrecasa que se sucede fuera de cámara, pero todo eso ya lo hacía él en los años ‘80. Todo lo que el Negro hacía que se comía los fideos crudos y después se comía la bolsa, ahora es más común verlo por tele. A veces yo también hablo en presente de Olmedo, porque para mí es un precursor y nadie lo hace mejor que él.

Cuando ocurrió aquella fatídica madrugada, nosotros estábamos trabajando en el teatro Tronador de Mar del Plata con un éxito maravilloso. Metíamos 1.500 personas por función. La gente compraba hasta sillas para no perdérselo, porque las butacas se agotaban. Esa noche anterior habíamos hecho dos funciones. Después ellos fueron a comer cochinillo con el elenco. Yo no fui. Estaba viviendo en Los Troncos con mis padres. No fui a la cena porque había llegado de Buenos Aires y estaba muy agotada.

Hasta que a las 6 de la mañana de ese trágico 5 de marzo de 1988 me llama Olguita, que era la secretaria mía y me dice “Alberto murió”. “¿Qué Alberto?”, le pregunté yo. “Alberto Olmedo me dijo y le corté”. Creía yo que era una tomada de pelo. Volvió a llamar y la atendió papá. Fui a prender el televisor y ahí estaba. Quedamos en shock.

En aquel entonces los viernes cuando iba el programa No Toca Botón la gente se quedaba a cenar en su casa, miraba el programa y recién después salía. Con la muerte de Olmedo, los argentinos perdieron la risa. Aquel día lloviznaba, era un día nublado y fue como si hasta el cielo lloraba la muerte del Negro.

Seguramente mi vida estos últimos 30 años hubiera sido muy distinta si Olmedo viviera y muchas de las cosas malas que me pasaron estoy segura que no me hubiesen sucedido. Alberto era un tipo muy contenedor, muy familiero con el elenco, era como un padrazo de todos nosotros. Mi vida estos años habría sido mucho mejor, no tengo la menor duda de eso. Yo apenas trabajé cuatro años con Olmedo, pero en el inconsciente colectivo es como si hubiese estado toda una vida.

Para hoy 5 de marzo no está previsto nada en especial para recordarlo. Tal vez en algún lugar hagan una misa en su memoria. QEPD. Todos los años me llaman todos los medios para recordarlo. Yo ahora estoy regresando a Buenos Aires porque estoy terminando la temporada de teatro en Carlos Paz.

Cuando me preguntan de qué manera lo recuerdo aún, yo siempre digo que una de sus frases de cabecera cada vez está más vigente. Eramos tan pobres, decía él y yo creo que ahora estamos más pobres de lo que éramos. Ni siquiera sé lo que me deparará el destino. Olmedo recordaba cuando vivía en un conventillo y la madre le ponía papeles de diario en el pecho porque no tenía calefacción. Ahora estamos más pobres que nunca, la puta madre. En los cuatro años que estuve con el Negro, trabajé a full, en teatro, televisión, giras, Mar del Plata y hasta en publicidad. Nos iba tan maravillosamente bien en esos años que no lo puedo creer. Por eso a mí cada vez que lo recuerdo a Alberto se me pianta un lagrimón, como dice el tango