María Eugenia Ritó pasa por un momento personal dramático. A la confesión de que se iba a internar para terminar con su adicción a las drogas se le suma un divorcio traumático con su ex marido, Marcelo Salinas, quien ayer pidió por vía judicial que su ex pareja se interne cuanto antes.
Si bien ambos quieren lo mismo, los diferencia un hecho sustancial: el trámite de divorcio se está complicando más de la cuenta y podría convertirse en contradictorio. Todo indica que la supuesta acusación de insanía por parte de Salinas se debería a que ambos no habrían llegado a un acuerdo económico en la división de los bienes en común.
Salinas le habría acercado una oferta que llegaría al millón de dólares, pero Ritó estaría reclamando junto con su abogada, Ana Rosenfeld, alrededor de cinco millones de dólares. Con una investigación de por medio, la doctora Rosenfeld contó que debió realizar una serie de viajes para constatar los bienes a dividir.
La misma Rosenfeld confirmó el pedido de Salinas de que la Justicia ordene la internación de Rito: "El inició un trámite por incapacidad donde solicita a un curador, artículo 152 bis, que reemplace a Ritó en cuanto al manejo patrimonial. Ritó, sin embargo, está sana y en sus cabales. En el caso de tener que asignar un curador, sería la hermana de ella".
La abogada, apodada como "el terror para los maridos famosos y adinerados", insiste que el ex marido apeló a una "maniobra dilatoria de la resolución del divorcio. El pedido de Salinas prácticamente coloca a mi cliente en una condición de insana y no es así. Por otra parte, se acordó bastante tarde de la salud de su ex mujer".
Esta vez quien salió a hablar a los medios fue Rosenfeld y Ritó se llamó a un hermético silencio: "Salinas considera que Ritó no está apta para administrar los bienes en común -declaró a la prensa-. Aclaro que está sana y en sus cabales para decidir por sí misma. Esta decisión obedece a que Salinas no quiere hacer la división de bienes".